El pasado 20 de septiembre podíamos saber que el chef Sébastien Bras, propietario del Restaurante Le Suquet en Laguiole (Francia), reconocido con tres estrellas por la Guía Michelin, daba a conocer su deseo de renunciar a las estrellas pidiendo a los responsables de la guía que no fuera incluido en la próxima edición, en la Guía Michelin Francia 2018. El cocinero explicaba en un vídeo que el principal motivo para tomar esta decisión era la enorme presión que ejercen las estrellas y el estrés al que han estado sometidos él y su esposa.
Muchas personas en las redes sociales han aplaudido esta decisión, algunos argumentaban que era de sentido común poder disfrutar con el trabajo y no estar presionado por este tipo de reconocimientos, otros han aprovechado para criticar a Michelin, culpabilizando a la guía del clima de presión y hostilidad que se vive en la cocina, se han brindado elogios al chef por su decisión y se le desea suerte en su nueva etapa y nuevos proyectos.
Otros, en cambio, han argumentado que las estrellas son un reconocimiento al trabajo realizado, que tener estrellas se traduce en mayor afluencia de clientes y supone un revulsivo para el restaurante. Lo cierto es que hay opiniones de todo tipo, pero, ¿qué dice Michelin sobre la decisión de Sébastien Bras?
Los responsables de la guía roja, y concretamente Claire Dorland-Clauzel, miembro del comité ejecutivo del Grupo Michelin se ha pronunciado sobre el tema, y aunque no ha dicho gran cosa, es posible que sus declaraciones generen alguna polémica. Comenta que Michelin toma nota del deseo del cocinero, siendo eso todo lo que pueden hacer, su decisión resulta de una elección personal y familiar, dando un nuevo paso hacia un proyecto personal. Manifiesta que provoca una gran tristeza esta decisión, es un chef que ha hecho brillar durante años a la gastronomía francesa y se alaba su excelencia en el trabajo.
Sin embargo, en la respuesta de Michelin a Sébastien Bras por su renuncia a las estrellas Michelin se deja claro que la guía no es para los restauradores, sino para los clientes y amantes del buen comer. Claire Dorland-Clauzel comenta que esta es la primera vez que un chef relevante en el panorama gastronómico nacional e internacional ha hecho conscientes a los que trabajan en la guía de su deseo de no aparecer en ella, por lo que considerarán su solicitud, pero matizando que la profesión de los inspectores de la guía es la crítica gastronómica, crítica que como libertad de expresión, existe.
No saben si accederán a la solicitud de Sébastien Bras y argumentan que tampoco saben si tiene derecho a actuar contra la guía si deciden no respetar su deseo. Es decir, que cabe la posibilidad de que siga en la guía con estrellas a pesar de que el chef no quiera aparecer en ella. ¿Cómo reaccionaría el chef ante esta hipotética situación? Posiblemente con la elegancia que le caracteriza, haciendo caso omiso y disfrutando de su trabajo sin presiones ni condiciones.
Sobre la declaración que hemos leído aquí, explicando que es la primera vez que un chef de relevancia manifiesta a los responsables de la guía su deseo de no aparecer en ella, es algo que podíamos considerar erróneo, varios cocineros han renunciado a la máxima distinción previa comunicación a la guía en años anteriores, aunque quizá en esta ocasión la situación afecta mucho más.
Por cierto, merece la pena destacar que algunos de los cocineros que en su momento abandonaron las estrellas, manifestaron que la Guía Michelin estaba sujeta a intereses comerciales que se alejaban de los intereses por los que inicialmente estaba concebida, esta acusación la realizaron chefs como Yves Camdeborde, Toshiya Kadowaki o Marco Pierre White, cocinero del Reino Unido que obtuvo 3 estrellas Michelin y que a finales de la década de los 90 renunció a ellas argumentando, entre otros motivos, el exceso de trabajo, la presión, etc.
En fin, esperaremos al lanzamiento de la Guía Michelin Francia 2018 para saber cuál ha sido la decisión de Michelin.