Es imperioso regular el uso de antibióticos en los animales, sobre todo cuando su finalidad es únicamente preventiva y los animales que forman parte de la cadena alimentaria no están enfermos. Son demasiadas las evidencias que muestran que el uso indiscriminado de los antibióticos en los animales favorece la resistencia bacteriana, antaño las administraciones gubernamentales creían que las dosis reducidas de antibióticos favorecían el desarrollo y crecimiento de los animales y a la vez se mejoraba la seguridad alimentaria, se afirmaba que no existían consecuencias negativas, evidentemente esta percepción ha cambiado gracias a todos los estudios e investigaciones aportadas.
Durante los últimos 70 años se ha dependido de los antibióticos para combatir las infecciones y enfermedades, pero el abuso, el mal uso de estos fármacos y especialmente su aplicación no terapéutica, los ha convertido en armas de aquellos patógenos que se pretendían combatir. Según algunos estudios, la probabilidad de la utilización de antibióticos con carácter no terapéutico en la alimentación es hasta ocho veces mayor que en el tratamiento de animales enfermos, por ello es necesario sentar unas bases para la regulación del uso de antibióticos en animales indicando cómo y cuando se deben utilizar a fin de evitar que los microorganismos sigan desarrollando resistencia.
En la actualidad se puede considerar que los animales con los que nos alimentamos son fábricas para la producción y distribución de bacterias resistentes a los antibióticos, el riesgo de contagio a los seres humanos se incrementa significativamente. Pero hay más datos a tener en cuenta, hasta el 90% de los antibióticos utilizados son excretados por los animales al medio ambiente y la resistencia se puede propagar de forma directa o indirecta a través de los fertilizantes fabricados con residuos animales, a través de los alimentos, del agua… la magnitud del problema es mayor de lo que nos podemos imaginar y no afecta únicamente a los animales que han sido tratados de forma no terapéutica. Un ejemplo que nos proporcionan los investigadores, los antibióticos que se utilizan en la alimentación de los peces de acuicultura, especialmente en explotaciones exteriores, pueden afectar a especies salvajes y acabar con ellas en las próximas décadas al proporcionar resistencia a las bacterias que les provocan enfermedades.
A través de la web de Science Daily podemos saber que se hace necesaria la prohibición del uso no terapéutico de antibióticos en los animales que se producen para la alimentación humana, para suplir ese uso, se deben mejorar las condiciones higiénicas en las granjas, utilizar vacunas para compensar la reducción del uso de antibióticos, etc. Ya se están dando los pasos oportunos para una regulación más estricta en muchos países, por ejemplo, en Alemania o Dinamarca se ha prohibido el uso no terapéutico y se ha logrado reducir la presencia de bacterias resistentes a estos fármacos en los animales de granja, a su vez, también se ha reducido la presencia de estos microorganismos en los seres humanos.
Los antibióticos primarios o más simples se han vuelto ineficaces, algo que obliga a la utilización de antibióticos más complejos y costosos, por lo que se incrementa el gasto en las explotaciones, es decir, las prácticas que se han llevado a cabo hasta el momento son contraproducentes en todos los sentidos, en la salud, en la economía… A mayor resistencia menores son los recursos con los que se cuentan para combatir las enfermedades por lo que la seguridad alimentaria se complica, en Estados Unidos son conscientes de ello, al menos la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), y ya se han dado pasos para poner en marcha una regulación más estricta, aunque posiblemente muchos ganaderos no estén de acuerdo ya que creen firmemente que el uso de antibióticos como medida preventiva es el único modo de asegurar la rentabilidad de las explotaciones ganaderas.
Una regulación que protege el uso de los antibióticos en animales productores de alimentos, protege a la vez su eficacia y garantiza su utilización durante más tiempo. Sería interesante recordar el post Carne contaminada en Estados Unidos, con su lectura podemos adquirir conciencia sobre la gravedad del problema, el uso no terapéutico de antibióticos en los animales es un caldo de cultivo perfecto para que las bacterias desarrollen la resistencia y facilitan que los patógenos puedan pasar con más facilidad de los animales a los seres humanos, algo que se debe evitar a toda costa.
Hoy en día, hay pruebas concluyentes de que el uso no terapéutico de antibióticos contribuye a la resistencia de los microorganismos patógenos, se sabe que las bacterias utilizan los denominados integrotes, unos elementos móviles que permiten transmitir la información genética de la resistencia adquirida de una a otra bacteria, pero no se conocen en profundidad todos los mecanismos de la cadena de transmisión genética, esto obliga a aplicar el principio de precaución y a no utilizar antibióticos en la alimentación, ya que es una solución negativa.