Según leemos en la FDA (Agencia de Medicamentos y Alimentación de EE UU), se ha procedido a iniciar la regulación de animales modificados genéticamente para la alimentación humana. La agencia norteamericana ha publicado un documento inicial en el que se contemplan los pasos y procedimientos que deben seguirse para determinar las pautas de actuación en los alimentos transgénicos para que no puedan representar un riesgo para las personas, los animales o el medioambiente.
Se trata de un documento que puede ser consultado a través de la red y en el que se muestran los procedimientos que deben seguirse para que un alimento transgénico de origen animal pueda acceder al mercado de consumo, estos procedimientos se encuentran sujetos a la investigación, desarrollo, instalaciones, certificaciones, producción, etiquetado, etc.
La FDA parece mostrarse a favor de los animales modificados genéticamente, pero desea ofrecer una imagen de compromiso y respeto con las personas y el medioambiente. Indica que estos alimentos son una solución de futuro en la que se ha estado trabajando durante años, además alude a la biotecnología como una herramienta imprescindible para lograr mejorar no sólo los alimentos, también otros campos como puede ser la medicina, de ahí que se pretenda adoptar la regulación de animales transgénicos para la alimentación humana.
Estados Unidos pretende ensalzar las bondades de los animales transgénicos indicando que son un modelo a seguir y proporcionan algunos ejemplos de ello, los animales productores de fármacos para humanos, los animales que ofrecen índices nutricionales más elevados que los que proporcionan los animales o productos tradicionales, los animales que pueden crecen más rápido a fin de abastecer antes al mercado o los animales capaces de generar menor contaminación medioambiental. De este modo se evitarían iniciativas como la que proponía Rajendra Pachauri, en la que solicitaba luchar contra el cambio climático reduciendo el consumo de carne, iniciativa saludable por cierto.
La FDA manifiesta además que la ingeniería genética se utiliza en muchos campos y que lo único que hace es ofrecer beneficios a la humanidad, gracias a ella, las cosechas son más resistentes a las enfermedades, a los insectos o a los herbicidas. Sin embargo, no muestran la otra cara de la moneda, la esterilización de los campos de cultivo erradicando la vida y contaminando el terreno o los diversos problemas de salud que se asocian a estos productos, véase como ejemplo las berenjenas transgénicas o el documental sobre la soja transgénica.
La FDA toca cada materia en la que se encuentra presente la modificación genética y la ensalza al máximo exponente, en el campo de la medicina atribuye a las modificaciones genéticas virtudes como el desarrollo de nuevos microorganismos capaces de producir antibióticos, proteínas o cualquier producto de uso terapéutico en humanos. Gracias a la modificación genética se obtienen todo tipo de alimentos de mejor calidad, sean vacas, cerdos, pollos, peces o cualquier producto alimentario.
Todo un gran discurso que pretende convencer de las bondades de la biotecnología, y para que los consumidores no tengan nada que temer prometen que se coordinarán todas las agencias estadounidenses, la agencia de la protección del medio ambiente, el Ministerio de Agricultura, etc., con el fin de desarrollar una política coherente que permita regular correctamente el desarrollo biotecnológico en distintos ámbitos.
En ese documento se ofrece toda la información necesaria sobre la regularización a fin de poder trabajar y desarrollar alimentos transgénicos, la idea es eliminar cualquier desarrollo que no haya sido aprobado previamente por esta agencia, ya que al parecer esta situación se está dando. Hasta el próximo 18 de noviembre existe un debate abierto sobre la regularización, pasado el plazo se hará definitivo.
Parece evidente la introducción masiva de la alimentación transgénica en el mercado norteamericano en un corto plazo de tiempo, la nueva regulación da pie a ello. Ahora, como suele ocurrir, el siguiente paso lo podría intentar dar la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria).
Los alimentos transgénicos son ya una imposición para el consumidor, algo que no deberíamos tolerar. El mundo se ha convertido en un laboratorio y somos los humanos los conejillos de indias.
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