Según los resultados de un estudio realizado por expertos de la Universidad Politécnica de Hong Kong, la Universidad Nacional de Singapur, la Universidad de Copenhague y la Universidad Estatal de Kent, sería beneficioso recuperar las tierras de cultivo abandonadas porque ayudaría a mejorar la seguridad alimentaria y, además, mitigaría en cierta medida el cambio climático.
En el mundo, cada año hay mayor extensión de tierras agrícolas por la necesidad de cultivar y satisfacer la demanda mundial de alimentos, pero por otro lado, hay una gran extensión de tierras agrícolas abandonadas y otras que se abandonan, las razones de ello son un conjunto de problemas, como la degradación del suelo, los cambios socioeconómicos, los conflictos armados, la urbanización, etc.
Las cifras del estudio apuntan que en el periodo 1992-2020 se abandonaron unos 101 millones de hectáreas de tierras de cultivo, extensión que supera el territorio que forma Egipto. Los investigadores comentan que con una gestión adecuada, estas tierras son una fuente de producción de alimentos, que ayudaría a contrarrestar la creciente inseguridad alimentaria del mundo. Además, pueden contribuir en la reforestación, lo que a su vez favorece la absorción de dióxido de carbono, contribuyendo a reducir en cierta medida los efectos del cambio climático.
Los resultados del estudio muestran la capacidad y el potencial de las tierras de cultivo abandonadas, así como la fórmula para equilibrar los dos usos citados cuando estas tierras tienen el potencial para ello, aunque lógicamente debe elegirse uno sólo. En el estudio se destaca que el abandono de tierras cultivables es algo que se produce en todo el mundo y de forma rutinaria, las cifras muestran que en el periodo antes citado, se abandonaban cada año una media de 3’6 millones de hectáreas.
Los expertos citan como ejemplo Rusia, que ha abandonado 12’4 millones de hectáreas, China 8’7 millones y Brasil 8’4 millones de hectáreas, es irónico sabiendo que, por ejemplo, en Brasil el año pasado se deforestaron aproximadamente unos 11.000 kilómetros cuadrados de terreno.
Según los resultados, las tierras abandonadas tienen el potencial de tener un buen uso si se utilizan para su propósito original, que es la producción de alimentos, contribuirían a reducir significativamente la inseguridad alimentaria. El estudio concluye que de los 101 millones de hectáreas abandonadas, 61 millones son aptas para ser de nuevo cultivadas con 15 alimentos importantes y capaces de alimentar hasta 476 millones de personas al año. Hablando de reforestación, los investigadores apuntan que hasta 83 millones de hectáreas de estas tierras son aptas para esta práctica, y de llevarla a cabo, supondría la eliminación de unas 1.080 toneladas de dióxido de carbono de la atmósfera.
Existen unos 50 millones de hectáreas de tierras de cultivo abandonadas que pueden servir para los dos propósitos, producir alimentos o reforestar, en este caso se debe tomar una decisión correcta, algo que resultará un dilema para los responsables de desarrollar políticas agrarias y ecológicas. Los expertos han planteado diferentes escenarios para el aprovechamiento de estas tierras, para cuantificar los beneficios tanto en el cultivo de alimentos como en la reforestación, pero obviamente cada país debe valorar y tomar una decisión y no dejar que estas tierras sigan abandonadas.
Otro punto estudiado es la maximización del potencial de las tierras de cultivo abandonadas mediante la mejora del suministro de agua, pasando de una condición de secano a una de regadío, la mejora del rendimiento mediante la intensificación agrícola, etc. Con ello se ha podido constatar que se podría aprovechar la tierra e incrementar la producción de alimentos y a su vez, reducir el desperdicio de alimentos. Otra incongruencia, se desechan millones de toneladas de alimentos, se abandonan tierras de cultivo, mientras que millones de personas pasan hambre y se habla de inseguridad alimentaria.
El estudio es muy amplio e interesante y pone en evidencia aquellas políticas que se pueden considerar irresponsables al aceptar el abandono de las tierras de cultivo como un problema colateral aceptable. Ante desafíos como la escasez de alimentos y el cambio climático, es necesario mayor conciencia y aprovechar los recursos que contribuyen a reducir estos problemas, podéis conocer todos los detalles de la investigación a través de este artículo publicado en la revista científica Nature.
Foto 1 | USDA NRCS Montana