La industria de productos alimenticios sustitutivos de la carne ha pasado de ser una promesa de salud y sostenibilidad, a un sector en controversia, la razón es que muchas de estas alternativas vegetales a las carnes y a los productos lácteos tradicionales, son ultraprocesados que en muchas ocasiones contienen ingredientes poco saludables. Esta situación ha derivado en una creciente reacción contra este tipo de alimentos, afectando de forma significativa a la confianza de los consumidores de este segmento de la industria alimentaria.
Sin duda, es un camino complicado recuperar la confianza en los alimentos alternativos a la carne tras las críticas recibidas por ser alimentos ultraprocesados. Recordemos que se han realizado varios estudios apuntando que estos productos vegetale son alimentos ultraprocesados que se asocian a efectos negativos para la salud, como un mayor riesgo de enfermedades cardíacas, diabetes y otros problemas que se asocian a seguir una dieta con alto contenido en sodio, azúcares y grasas saturadas.
Muchos de estos alimentos vegetales que imitan las cualidades organolépticas de la carne, como hamburguesas, salchichas, nuggets, etc., suelen incluir almidones, gomas y sabores artificiales para conseguir una textura y sabor lo más próximo al de la carne, pero con una calidad nutricional que resulta inferior y en la mayoría de ocasiones con precios superiores a los alimentos tradicionales. Recordemos que un estudio de Action on Salt, mostraba que las “carnes vegetarianas” podían contener niveles de sal superiores a los recomendados para una dieta saludable, problema que se suma a la preocupación por el uso de todo tipo de aditivos y la falta de proteínas de alta calidad.
El elevado precio de estos productos ultraprocesados es otro desafío importante, la denominada ‘carne vegetal’ no cuenta con las subvenciones y ayudas gubernamentales que reciben los productores de alimentos de origen animal, este es uno de los motivos por lo que son más caros. Estudios recientes y organizaciones como The Vegan Society señalan que la crisis del coste de la vida hace que los consumdores prioricen opciones más económicas, por lo que se eliminan de la dieta esos alimentos alternativos más caros, optando por otros productos como verduras y legumbres, que son opciones más económicas y naturales.
Si se quiere fomentar la compra de productos de origen vegetal de manera regular y cotidiana, es importante alcanzar la paridad de precios, pero también es muy importante ofrecer productos menos procesados y con una lista de ingredientes reconocibles. Recordemos que algunas empresas y organizaciones científicas trabajan en ello, un ejemplo que se puede citar es la “carne vegetal” desarrollada por el CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas), tiene la apariencia, la textura y el sabor similar a la carne tradicional, pero sin colesterol, con un reducido nivel de grasas saturadas, sin aditivos, sin alérgenos, etc.
Para enfrentarse al escepticismo de los consumidores, algunas empresas han optado por desarrollar productos de origen vegetal menos procesados y con ingredientes naturales, como ejemplo se puede citar el tempeh o el tofu, populares entre quienes buscan opciones veganas sin aditivos, pues proponen una dieta basada en plantas más cercana a lo “natural”. Christopher Kong, de Better Nature, menciona que, si bien este cambio representa un desafío, también es una oportunidad de crecimiento, orientando a los fabricantes hacia fórmulas de “etiqueta limpia” que son más comprensibles para los consumidores.
La sostenibilidad es aún un valor añadido en los alimentos vegetales, a pesar de los problemas relacionados con el procesamiento y el precio, una parte importante de los consumidores sigue interesada en este tipo de alimentos por su menor impacto ambiental en comparación con los de origen animal. Las cifras de ventas minoristas de productos como las bebidas vegetales continúan en aumento, y un informe de la PBFA (organización que aglutina a las empresas que elaboran alimentos y bebidas derivadas de productos vegetales) destacaba un crecimiento del 79% en ventas de alimentos vegetales desde el año 2018. En un contexto de cambio climático, la reducción de las emisiones contaminantes y la menor explotación de recursos asociados a la producción, capta la atención de esos consumidores que quieren una opción alimentaria ética.
A pesar de que el futuro de la industria de los alimentos de origen vegetal es prometedor, se mantienen retos importantes y significativos en cuanto a su valor nutricional y a la transparencia en sus procesos. Algunos estudios como los realizados en universidades como la de Duke, sugieren que la “carne” vegetal suele ser deficiente en proteínas completas, y un análisis del Nuffield Council on Bioethics ha demostrado que las las carnes vegetales, aunque sostenibles, no son necesariamente más saludables. Los consumidores a su vez piden más claridad y transparencia sobre los ingredientes y métodos de producción de este tipo de productos, exigiendo conocer de dónde proceden y cómo se procesan estos alimentos.
Por cierto, citando un problema más que también es importante destacar, recordemos que los productos veganos alternativos a la carne no son necesariamente saludables ni honestos, en este segmento también se encuentran empresas que utilizan técnicas de marketing engañosas para incrementar la comercialización, esto era denunciado en un estudio realizado por Foodwatch.
Cierto es que la demanda de alimentos de origen vegetal sigue siendo alta y continúa evolucionando a medida que las marcas buscan satisfacer las expectativas de los consumidores en términos de sabor, nutrición, precio y sostenibilidad. Sin embargo, y como comentan aquí, la confianza sólo podrá restablecerse si el sector no aborda el problema de los ultraprocesados, debiendo ofrecer productos que sean accesibles y transparentes tanto en sus componentes como en los beneficios que ofrecen. La tendencia hacia una alimentación flexitariana y una dieta basada en ingredientes mínimamente procesados, marca una clara dirección que este segmento de la industria alimentaria debe seguir.
Foto | Depositphotos