A pesar de la gran variedad de alimentos que hay en nuestro planeta, según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) unas 30.000 especies de plantas comestibles, apenas se utiliza un centenar en la alimentación humana. Muchas de las especies vegetales que ahora no se producen se cultivaban hace un siglo, se han convertido en cultivos “marginados e infrautilizados”, “secundarios”, “huérfanos” y últimamente se han redescubierto y se les denomina “cultivos prometedores”.
Ahora la FAO, en colaboración con el Consorcio Africano de Cultivos Huérfanos (AOCC), trabajan para recuperar cultivos olvidados a fin de diversificar las dietas en entornos locales del África subsahariana. Como ejemplos se pueden citar los dátiles del desierto, el ñame africano o el Ber, un árbol que proporciona unas bayas ricas en vitamina C. No son cultivos que se puedan comercializar a nivel internacional, pero a nivel local pueden jugar un papel muy importante en el enriquecimiento de la dieta y en la seguridad alimentaria.
El hecho de depender de unos pocos cultivos es un grave problema, una reducción del rendimiento de dos de los cultivos que se consideran mayoritarios, por ejemplo, el arroz, el maíz o el trigo, entre otros, puede provocar fluctuaciones en el precio de los alimentos, menor disponibilidad de estos productos especialmente en los países en vías de desarrollo y por tanto, hambruna en un corto plazo de tiempo. Muchas especies vegetales y animales con las que se puede alimentar el ser humano han sido principalmente abandonadas por no ser económicamente rentables, las investigaciones para mejorar la calidad y productividad, se han centrado en estas especies mayoritarias y han dejado a un lado el resto.
La FAO explica que los gobiernos raramente asignan recursos para la promoción y desarrollo de los cultivos secundarios, se han perdido conocimientos tradicionales que permitían mantener su producción, esto, sumado al hecho de no contar con semillas de calidad, ha hecho que los agricultores eviten estos cultivos reduciendo la variedad y disponibilidad alimentaria, incrementando la dependencia de sólo unos pocos alimentos. La FAO, investigadores y responsables de políticas alimentarias reconocen el valor de los denominados cultivos huérfanos y se está trabajando en su recuperación, ya que como hemos comentado, pueden ayudar en la diversificación de la producción alimentaria, al aumentar el número de especies nuevas y, por tanto, enriquecer la dieta con buenos nutrientes.
Estos cultivos olvidados proporcionan también beneficios económicos y ambientales, ya que contribuyen en la agrobiodiversidad, a mayor número de especies para cultivar en un sistema de rotación de cultivos, menor es el riesgo de sufrir determinadas plagas y enfermedades, uno de los principales males que sufre la agricultura intensiva donde apenas se varía de cultivo. Con mayor rotación, la producción resulta más sostenible, pudiéndose crear sistemas agrícolas más diversificados y resilientes, así lo explica Ren Wang, Subdirector General de la FAO.
Port cierto, merece la pena recordar que el año pasado la FAO presentó este informe en el que se concluía que la diversidad genética del ganado podía ayudar a garantizar la seguridad alimentaria. En este caso se trata del mismo tema, muchas razas animales están en riesgo de extinción debido, entre otras causas, a que no resultan interesantes para la industria alimentaria en términos de producción y rentabilidad económica.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura quiere que se utilicen los cultivos olvidados o marginales, para ello se pretende fomentar la inversión en investigación y la mejora de la adaptabilidad y productividad, pero lo cierto es que esta iniciativa se debería trasladar al ámbito mundial, recordemos que son muchos los expertos que advierten que dependemos de unos pocos alimentos, a pesar de la gran variedad alimentaria existente en el planeta. Algunos expertos explican que la capacidad de producción está estancada y el rendimiento actual de los cultivos se reducirá a medida que se hagan notar más los efectos del cambio climático, uno de los graves problemas para mantener el desarrollo de la seguridad alimentaria mundial.
Actualmente se está trabajando para la secuenciación de 101 cultivos africanos infrautilizados, la información que se obtiene se está dando a conocer para facilitar que otros investigadores puedan trabajar en la mejora de determinadas características de estas especies vegetales, mayor productividad, resistencia a las temperaturas extremas, calidad nutricional, etc. Con ello se espera mejorar la seguridad alimentaria en el continente africano, de todo ello se habla en este artículo publicado en la página oficial de la FAO.