Hay cosas que van lentas porque así se desea, y una de ellas es la educación nutricional que tanto se está reclamando en los últimos años, ésta debe iniciarse en la infancia, igual que se aprende a leer y a escribir, hay que aprender a comer. ¿Es necesario llegar a la edad adulta teniendo que recibir nociones básicas de nutrición y seguridad alimentaria de nuestro médico de cabecera?. En parte, de eso trata el convenio que ha firmado la AESAN (Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición) y la OMC (Organización Médica Colegial) con la finalidad de ‘obtener niveles óptimos de salud’.
Y como el sector sanitario va como la seda… sólo les falta tener que dedicar la visita cronometrada a informar si el etiquetado de un producto le está engañando o diciendo la verdad. Según leemos en la noticia, ‘los médicos proporcionarán a sus pacientes información y formación en materia de estilos de vida saludables y, específicamente, en los aspectos de la alimentación y la nutrición desde la óptica de su incidencia en la salud’, eso ya es más lógico, dependiendo del problema de salud que el paciente tenga, es necesaria la indicación o recomendación del especialista, no somos médicos, pero todos nos alimentamos a diario (o deberíamos hacerlo, además de comer) y debemos saber qué, cómo y cuánto comer.
El convenio firmado por la AESAN y la OMC tiene una duración de dos años, el acuerdo incluye formación continuada en la materia a los médicos, tanto sobre nutrición y seguridad alimentaria, como la exposición a contaminantes y residuos en los alimentos. ¿Tan difícil es añadir una asignatura de este tipo en las escuelas para que los niños crezcan con unos conocimientos y una buena base sobre la alimentación y los hábitos de vida que le aportarán salud?
Las iniciativas que se proyectan para mejorar la salud de la población parecen parches, mientras tanto continúa, y se permite, la dificultad del consumidor para acceder a la información sobre los alimentos o productos que llenan su cesta de la compra, etiquetas con letra pequeña, etiquetas con mensajes engañosos, etiquetas con información deficiente o mejor dicho, omisión de la información que no se quiere dar a conocer…
Ahora nuestros médicos deberán solventar las dudas sobre si ‘tomo esto para reducir el colesterol’ o ‘tomo lo otro para ir mejor al baño’. Que quede claro que no generalizamos, pero igual que hay médicos que recetan marcas de fármacos en lugar de genéricos porque las farmacéuticas les visitan asiduamente, ¿se podrá ver a los fabricantes de productos ricos en fibra, L-carnitina, esteroles vegetales o L Casei Inmunitas por los pasillos de ambulatorios y hospitales?
De verdad, que nuestro principal deseo es la información veraz y efectiva sobre los productos que nos ofrezca el mercado, pues todos ya sabemos que una buena alimentación ayuda a gozar de buena salud, pero ¿por qué permiten que los consumidores seamos insidiados? Desde el año 2008 que se realizó la propuesta de reglamento de información alimentaria facilitada al consumidor, todavía se está esperando respuesta del debate entre los Estados Miembros y la Comisión de la Unión Europea.
Foto | Fotoos Van Robin