Mojar es un término muy utilizado en la cocina profesional, y su significado está muy claro, como en cualquier otro ámbito quiere decir humedecer algo con agua u otro líquido, pero veamos en qué casos se suele aplicar en cocina.
Cuando hablamos de mojar (mouiller en el diccionario gastronómico francés) en términos culinarios, principalmente nos estamos refiriendo a añadir un líquido que puede ser agua, caldo, leche, vino o zumos, entre otros.
La finalidad, dependiendo de la receta, es permitir la cocción prolongada (los ejemplos son muchísimos, para obtener un caldo, cocer arroz, carne…), hacer una salsa, desglasar… a veces también se dice bañar en lugar de mojar. En cualquier caso, su uso es muy amplio.
El término mojar también puede aplicarse en otros casos, cuando se pretende aportar humedad a una elaboración, por ejemplo los bizcochos borrachos o babás, ya sabéis que entonces se refiere a verter licor o almíbar para empaparlo, aportando jugosidad y sabor.
Además, podemos utilizar el término mojar al hecho de pintar con un pincel de cocina y el líquido adecuado, la superficie de un molde, de una masa que se vaya a hornear o recién horneada.
Por ejemplo, en el primer caso podemos mojar una masa de pan con agua y espolvorear semillas para que se adhieran, y en el segundo caso podemos mojar con almíbar un bizcocho para que quede brillante y no se seque. Aunque en estos casos hay términos que quizá son más precisos, como abrillantar.