Anteriormente hemos conocido distintos informes sobre las repercusiones del Acuerdo Integral de Economía y Comercio (CETA) entre Europa y Canadá, destacando sobre todo que se trata de un acuerdo que pone en riesgo la seguridad alimentaria, algo que apuntaban incluso los propios canadienses, concretamente la organización sin ánimo de lucro The Council of Canadians (Consejo de los Canadienses). En este informe se concluía que el tratado tendría consecuencias negativas en la UE para la salud y el medio ambiente debido a que la normativa canadiense es mucho menos estricta que la europea.
El caso es que el acuerdo comercial con Canadá se aprobó el pasado mes de febrero a pesar de las protestas y los informes presentados por diversos grupos ecologistas de defensa de los intereses de los consumidores. Se advirtió que el tratado traería muchas consecuencias negativas para los ciudadanos europeos y canadienses y sólo las grandes corporaciones se beneficiarían de forma significativa. Sin embargo, el Comité de Comercio Exterior de la Unión Europea aseguraba que todo son ventajas y beneficios, ya que se facilita la exportación de bienes y servicios, la creación de empleo y las oportunidades de negocio, y se establece un nuevo estándar mundial para los futuros acuerdos comerciales, lo que conlleva a una nueva era de riqueza y bienestar.
Pues bien, hoy conocemos un nuevo informe elaborado por COAG (Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos) en colaboración con la organización sin ánimo de lucro Entrepueblos, en el que se detalla qué repercusiones tendrá el tratado CETA en el sector agrario español, como ya hemos comentado, los informes que habíamos conocido hasta el momento hablaban de la Unión Europea en general, este es más concreto y se centra en nuestro país.
El informe realiza un análisis del comercio agroalimentario entre la Unión Europea y Canadá, y entre España y Canadá, detallando el volumen de importaciones y exportaciones, mostrando la estructura del comercio agroalimentario, la evolución de las 20 principales exportaciones e importaciones agroalimentarias en el periodo 2012-2016. Según los datos facilitados por el Ministerio de Agricultura, hasta el año 2015 el comercio exterior agroalimentario entre España y Canadá ha tenido un carácter deficitario, pero a partir de ese año las cosas cambiaron y el volumen de exportaciones de nuestro país y la reducción de las importaciones, han dado lugar a saldos positivos en el 2016.
Después de realizar los análisis oportunos, se llega a conclusiones que ya se apuntaban en otros informes como el anteriormente comentado, se rebaja la normativa en materia de seguridad alimentaria, protección del medio ambiente, bienestar animal y derechos laborales, se reduce la protección a las Denominaciones de Origen, se permiten tratamientos alternativos para la desinfección de canales en mataderos, habitualmente realizados con agua limpia, por otros como el agua caliente reciclada, método que se utiliza en Canadá. Hay que destacar que este procedimiento de limpieza estaba prohibido en la UE, pero se autorizó en 2015 debido a las negociaciones del CETA.
Se permitirá la entrada de carne de vacuno canadiense sin aranceles, lo que provocará presión a la baja de los precios del mercado interno de carne de vacuno a nivel comunitario y nacional. Esto podría ser interesante para el consumidor, pero resulta que la carne canadiense estará tratada con desinfectantes de canales como el ácido láctico, procedimiento que estuvo prohibido hasta el año 2013 en la UE y que se aprobó con vistas a la aprobación del TTIP (Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea y Estados Unidos), un claro ejemplo de la relajación de normas de seguridad y calidad debido a este tipo de tratados.
Sobre la entrada de carne, señalar que la introducción de carne de cerdo procedente de Canadá, podría afectar a las piezas de alto valor añadido nacionales, lo que tendría un impacto significativo en precios y mercados. Otra preocupación destacada es la posible introducción de la carne y leche canadienses producida con hormonas, recordemos que en el caso de Estados Unidos, los productores manifestaron su deseo de introducir en la UE la carne tratada con hormonas, asegurando que no existen evidencias de la peligrosidad del procedimiento y que la prohibición en la UE sólo tenía el cometido de proteger los productos cárnicos comunitarios. La entrada de carne canadiense tratada con hormonas afectaría a la seguridad alimentaria en Europa y supondría una competencia desleal que afectaría a los productores nacionales.
El informe habla de los colorantes prohibidos en la UE y permitidos en Canadá, señalando que en el caso de los productos canadienses, en las etiquetas alimentarias no se incluyen advertencias sobre si los productos contienen colorantes sintéticos, nada que ver con las regulaciones comunitarias que, por supuesto, se aplican en España. Debido al tratado, se ejerce una presión a las normas europeas que son más estrictas, por lo que se podrían relajar las actuales normativas y seguramente se intentará llevar a cabo de un modo discreto, aunque ya hay muchos ojos que vigilan todos los movimientos que se realizan.
Con los pesticidas ocurre lo mismo, la normativa comunitaria es más estricta y el algunos casos se aplica el principio de precaución, en cambio, en Canadá o en Estados Unidos se aplica el denominado enfoque científico, toda sustancia está permitida mientras no se demuestre lo contrario, por lo que el principio de precaución no tendría sentido alguno. La falta de estudios favorecería el cumplimiento del enfoque científico y daría rienda suelta a algunas sustancias que se prohibieron en su momento en la UE por la posibilidad de existir algún riesgo para la salud de la población.
Aunque el informe de COAG sobre el acuerdo CETA y la agricultura es bastante extenso, hay que decir que aporta pocos datos nuevos, la mayoría de los puntos señalados ya los habíamos conocido a través de informes anteriores, en todo caso, merece la pena leerlo para conocer con detalle las consecuencias que trae para la UE y sobre todo para España este tratado. Dados todos los problemas señalados, se considera que el Estado Español no debería ratificar el Acuerdo Integral de Economía y Comercio, deseo que probablemente no se cumplirá.
Podéis conocer más detalles del informe elaborado por COAG a través de este enlace (Pdf).