El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente ha realizado un estudio titulado «El sector habla. ¿Qué hace la distribución con los alimentos caducados?, se trata de un estudio que pretende medir el clima de confianza de los implicados en los procesos de comercialización de productos agroalimentarios, productores, industria, distribución y consumidores. Algunos datos de este estudio quizá son poco comprensibles, por un lado se indica que el 78% de los distribuidores retira productos alimentarios de las estanterías por caducidad, sin embargo, las cifras que facilita el comunicado del MAGRAMA pueden no ser tan creíbles.
El estudio para saber qué hacen los distribuidores con los alimentos caducados toma como referencia los datos recabados durante los primeros seis meses del presente año a 700 distribuidores. Al parecer, los establecimientos donde se comercializan los alimentos deben retirar entre el 0’1 y el 5% de los productos por la fecha de caducidad, el 1’7% de los distribuidores, en cambio, deben retirar más de un 20% de los productos. Por otro lado se asegura que un 20’5% de los distribuidores suelen entregar los alimentos retirados a los bancos de alimentos y ONGs.
La verdad es que poco podemos creernos de estos datos y menos cuando hemos podido presenciar como algunas grandes cadenas de distribución han tirado grandes cantidades de comida a contenedores de basura que están en recintos cerrados bajo llave. En conversaciones con algunos reponedores de un centro de distribución, nos han explicado cómo se ha llegado a desechar un pack de tres zumos porque uno de ellos estaba deteriorado, a pesar de que los otros dos estaban en perfecto estado, los responsables del centro no permitían que nadie se beneficiara de los dos zumos y terminaban irremediablemente en la basura, lo mismo sucede con otros productos envasados. Con respecto a los productos frescos como frutas y verduras, se nos caería el alma al suelo si conociéramos realmente las cifras de lo que se tira a los contenedores.
Como decíamos, la mayoría de los centros de distribución deben retirar como máximo el 5% de los productos, en este sentido hay que apuntar que algunas cadenas han puesto en práctica desde hace tiempo un sistema interesante que reduce mermas y beneficia a los consumidores, comercializan los alimentos que están próximos a caducar al 50% de su precio, por lo que la pérdida de alimentos se reduce considerablemente, pero este tipo de medidas no están instauradas en todos los centros. En el estudio se indica que el 20’5% de los entrevistados entrega los alimentos a un Banco de Alimentos, sin embargo, muchos otros prefieren tirarlos por varios motivos: «no son una ONG», «hay que mantener los precios de mercado», «si damos comida al final el negocio se convierte en una ONG», y así todo tipo de objeciones.
Con respecto a la gestión de los stocks de las estanterías, el 87% de los distribuidores aseguran revisar personalmente los productos, un 27% utiliza como método de supervisión los sistemas informáticos que les indican la entrada del producto y su proximidad a caducar. Quizá deberían haber aclarado en el estudio qué porcentaje corresponde a producto fresco o de caducidad reducida, y qué porcentaje corresponde a productos que pueden permanecer varios meses en las estanterías.
Hablando de productos frescos, se ha preguntado a los participantes sobre el envasado de productos frescos que se comercializan embarquetados (envasados al vacío, en bolsas termo selladas, etc.), este proceso lo llevan a cabo el 23’6% de los distribuidores, el 78’4% comercializa el producto sin ser ellos los responsables de esta labor. Con respecto a los criterios que siguen para fijar la fecha de consumo preferente o la fecha de caducidad, la mayoría actúan según lo establecido por la ley, otros se basan en la tipología de los alimentos, un último grupo se basa en la seguridad microbiológica, la textura, el aroma y el aspecto del producto. Más de un lector habrá acudido a un centro de distribución y habrá podido observar como algunos productos se presentan en unas condiciones pésimas, pasados de madurez, deteriorados, etc.
A pesar de que el análisis realizado pretende mostrar un buen resultado en el Barómetro del Clima de Confianza del Sector Agroalimentario, lo cierto es que no tenemos confianza en los resultados. Es como si le preguntáramos a un frutero si las ciruelas que comercializa son buenas, la respuesta es obvia, no te va a decir que no, de lo contrario podría retirarse de su profesión. Otra cosa es que nos pueda engañar una vez, pero no habrá una segunda, ya que no adquiriremos sus productos. Quizá sería interesante realizar un trabajo de campo y de forma discreta, sin que puedan ser identificados, comprobar qué hacen realmente todas las cadenas y distribuidores con los alimentos, ya sea por próxima caducidad, por la falta de una unidad en un pack o por otras razones, posiblemente los datos que nos muestran ahora, cambiarían.
El año pasado hablábamos de un estudio en el que se concluía que se tiraban 1.300 millones de toneladas de alimentos a la basura, y se constataba que desde el primer eslabón de la cadena agroalimentaria, el desperdicio alimentario estaba presente. Aunque se ha hablado de que los consumidores desperdician muchos alimentos, los demás eslabones de la cadena multiplican los desperdicios. Lo peor es que no importa tirar los alimentos, las mermas ya están calculadas y cada consumidor paga por ellas al comprar un producto.
Volvemos a recomendar la lectura del informe Global food losses and food waste (Pdf), en sus páginas podremos conocer datos de interés, los millones de toneladas de alimentos que se tiran a la basura, el tipo de pérdidas, la diferenciación entre residuos alimentarios y pérdidas alimentarias de todo tipo, etc. En fin, de este tema hay mucho que hablar, incluso hoy en día, ante la grave crisis económica, se sigue tirando comida a la basura y además se les pone candado a los contenedores para que los más desfavorecidos no puedan aprovechar la comida que se tira, claro que se alude que se han caducado y pueden ser peligrosos para la salud, otra prueba más de que los retiran a tiempo, realmente lamentable.
1 comentarios
Es una lastima todos los alimentos que se tiran, con tanta gente que necesita alimentos, aquí en Epaña ya hay gente que pasa mucha necesidad para comer.
Mi hija trabaja en un colegio y pregunto que hacian con la cantidad de comida que sobraba que era muchisima, la contestaron que la tiraban, que hacia unos años se la llevaban a residencias de ancianos o de niños, pero que ahora esta totalmente prohibido.