Hace unos días disfrutamos en casa de unos amigos de una tartiflette que les quedó exquisita, aunque es una receta fácil de hacer, hay que tener un poco de mano para que los ingredientes estén equilibrados, tanto en el punto de cocción como en el sabor. Si os estáis preguntando qué es una tartiflette, ahora os lo explicamos, pues es lo que venimos a contar, y próximamente prepararemos también la receta.
Básicamente una tartiflette es un gratén o gratinado de patatas que, entre otros ingredientes, suele llevar panceta o bacon, cebolla e indispensable, el queso Reblochon, un queso francés que se produce en Saboya y en la Alta Saboya, que cuenta con un sello de calidad equivalente a nuestra Denominación de Origen Protegida (AOP, Appellation d’Origine Protégée), y que se elabora con leche cruda de tres razas de vaca de montaña, ABondance, Tarine y Montbéliarde.
Si queréis conocer más detalles sobre este queso de pasta blanda, que a la vista os puede recordar al Camembert porque tiene una corteza lavada con moho blanco y es cremoso en su interior, podéis acceder al post Queso Reblochon, donde ya os contamos que es básico en la tartiflette, un clásico de la gastronomía saboyana, aunque muy joven.
Y es que parece ser que la tartiflette se creó en los años 1980 por el Syndicat Interprofessionnel du Reblochon (por lo que se trata de un plato originario de Saboya) con el objetivo de promover las ventas y consumo de queso Reblochon, siendo una elaboración culinaria inspirada en un plato tradicional conocido como Péla, un gratén de patatas, cebolla y queso que se preparaba en una sartén con un mango largo llamada Péla en arpitano (lengua románica también denominada franco-provenzal, usada en Francia, Italia y Suiza).
Según leemos aquí, el nombre de tartiflette se inventó a principios de 1990, siendo un término que deriva de tartiflâ, nombre que recibe la patata en arpitano saboyano. Los residentes de Saboya empezaron a encontrarlo en los restaurantes en las estaciones de deporte de invierno, vinculado a una imagen de hospitalidad, convivencia, autenticidad y terruño.
Y no demasiado despacio, los saboyanos incluyeron este plato en su recetario y se han creado muchas variaciones. Tampoco ha tardado mucho este plato moderno de la cocina francesa en extenderse por otros países, la tartiflette se ha hecho popular en muchos rincones del mundo, y es que es un plato rico y fácil de hacer.
Para hacer una tartiflette primero hay que cocer las patatas, se pueden hacer al vapor, en agua, al horno, en sartén… También hay que cocinar la cebolla en su punto, así como el bacon. De forma opcional, la tartiflette puede incorporar vino blanco en su elaboración. Las patatas cocidas y cortadas en rodajas se disponen en una cazuela de barro o en una fuente apta para el horno, junto con la cebolla y el bacon también cocinados.
A continuación se moja con un poco de crème fraîche o nata, que aportará más jugosidad a la elaboración y para terminar se reparte el queso Reblochon. Es muy común cortar el queso transversalmente y coloca las dos mitades con la corteza hacia arriba. El plato se termina en el horno, gratinándolo. Pero lo dicho, hay tantas variantes como cocineros, si tenéis la vuestra, nos encantará que la compartáis con nosotros y con todos los lectores, podéis enviarla al correo electrónico info @ gastronomiaycia.com.
Foto | Marlenedd