Hace un par de días se anunció que el Grupo Daabon, compañía colombiana que tiene entre sus actividades la producción de aceite de palma, recibía la certificación CSPO que otorga la Mesa Redonda del Aceite de Palma Sostenible (RSPO). Esta organización sin ánimo de lucro aglutina a productores, procesadores, fabricantes, minoristas, inversionistas y organizaciones no gubernamentales ambientales y sociales, responsables del desarrollo e implementación de los estándares para el aceite de palma sostenible.
La RSPO desarrolló una serie de criterios ambientales y sociales que las empresas deben cumplir si quieren obtener el Certificado Aceite de Palma Sostenible (CSPO), seguir los criterios propuestos contribuye a minimizar el impacto negativo del cultivo de aceite de palma en el medio ambiente, así como en las comunidades en las regiones productoras. La Mesa Redonda del Aceite de Palma Sostenible explica que cuenta con más de 3.000 miembros en todo el mundo, miembros que pertenecen a los distintos eslabones de la cadena de suministro que se han comprometido a producir o utilizar aceite de palma sostenible que ha sido certificado por la organización.
Esta organización se centra sobre todo en el tema medioambiental, pero no vemos que hable de las condiciones y procesado a una temperatura controlada para obtener un aceite de palma con la menor cantidad de contaminantes. Hay que recordar que durante el procesado y refinado de los aceites vegetales a una temperatura de 200º C, se generan contaminantes químicos como el 3-monocloropropanediol, el 2-monocloropropanediol (2-MCPD) y los ésteres glicidil de ácidos grasos, contaminantes que suponen un riesgo para la salud especialmente en los menores. En definitiva, no trata la cuestión de una producción de calidad que tenga un menor impacto en la salud.
La RSPO explica las razones por las que se utiliza el aceite de palma y por qué está presente en muchos productos que podemos adquirir en los supermercados, por sus propiedades de cocción, capaces de mantenerse en altas temperaturas, por su textura y ausencia de olor, por su cremosidad, por su capacidad conservante capaz de extender la vida útil de los alimentos, por su alto rendimiento, ya que se requiere la mitad de terreno de cultivo que con otras variedades para producir la misma cantidad de aceite. Sin embargo, este aceite que es el más utilizado del mundo, es el que más se ha asociado a los daños medioambientales (eso no hay que olvidarlo).
Reconoce que se han llevado a cabo malas prácticas en la producción del aceite, pero que cada vez más operadores se han comprometido a adoptar prácticas más sostenibles, lo que permite una transición gradual hacia una producción y extracción sostenible y respetuosa con el medio ambiente. Aseguran que no se puede reemplazar el aceite de palma argumentando razones como que si se utilizan variedades como el aceite de girasol, de soja o de colza, sería necesario destinar mucha superficie de tierra para producir la cantidad que necesita la industria, ello supondría un daño ambiental quizá mayor.
Explican que millones de agricultores y sus familias dependen de la producción de esta grasa, detener su producción provocaría serios problemas para este colectivo. Aseguran que sustituir el aceite de palma por otras grasas no siempre es factible por las propiedades únicas que tiene como ingrediente alimentario, otras variedades de aceites no aportan la textura ni el sabor del aceite de palma.
Evidentemente deben defender su producto y ofrecer todos los argumentos posibles para convencer de que el uso de esta grasa es la apuesta correcta. A quien más beneficia su uso es a la industria alimentaria por su versatilidad, estabilidad, amplia vida útil, porque no necesita someterse al proceso de hidrogenación para transformar el aceite en grasas sólidas con la ayuda de un catalizador y la adición de hidrógeno a altas presiones y temperaturas, por su precio, etc.
Pero no son tantos los beneficios para los consumidores, merece la pena destacar que la EFSA (Agencia de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea) estableció una ingesta diaria tolerable de 0,8 microgramos por kilogramo de peso corporal para el 3-monocloropropanediol y los ésteres glicidil de ácidos grasos, pero reconociendo que en realidad no existe un nivel seguro por la falta de datos toxicológicos. Teniendo en cuenta que uno de cada dos productos de un supermercado lleva aceite de palma, posiblemente el límite de seguridad establecido por la EFSA se supere con facilidad. Os recomendamos retomar la lectura de este post titulado ‘¿Por qué no tomar aceite de palma?’, en el que se destacan algunas consecuencias de su consumo para la salud.
¿Cómo funciona la certificación RSPO? La organización explica que es la respuesta a la reciente preocupación mundial de que las materias primas se produzcan sin causar daño al medio ambiente o la sociedad, es decir, que si el consumidor hubiera seguido sumido en la ignorancia, la industria habría seguido con sus prácticas sin importar el daño que provocaban al medio ambiente. Este tipo de iniciativas se crean a raíz de las denuncias de los grupos ambientalistas, investigadores, consumidores, etc., por ello es muy importante que se vigile a la industria de cerca en todas sus actividades, ya que el beneficio económico suele estar por encima de la salud y la sostenibilidad.
La certificación establece unos requisitos que deben cumplirse, se trata de principios y criterios que ha impuesto la Mesa Redonda del Aceite de Palma Sostenible, de su cumplimiento se encargan organismos independientes que llevan a cabo auditorías creíbles y consistentes, con ello se pretende proporcionar transparencia y credibilidad. A través de la página web de la RSPO podréis conocer detalladamente el proceso de certificación, a continuación podéis ver un gráfico de la cadena de suministro del aceite de palma.
Cada vez más empresas alimentarias manifiestan su intención de no comercializar productos que contengan aceite de palma, un ejemplo son las cadenas Eroski y Alcampo, que manifestaron evitar el uso de este ingrediente en sus productos de marca de distribuidor. Pero también es cierto que cada vez aparecen más investigadores que defienden el uso de esta grasa, asegurando que se ha generado una alarma infundada, si se disfruta de una dieta sana y equilibrada, aseguran que no tendría que haber problema alguno por consumir el aceite de palma, apostillando que los contaminantes antes mencionados se generan por el proceso de refinado y que están por debajo de los límites establecidos por la EFSA.
Recordemos que estos contaminantes son cancerígenos y que la propia EFSA determina que no existe un nivel seguro, ya que faltan datos toxicológicos, algo que estos expertos evitan mencionar. El tema medioambiental parece aclarado, pero no el tema relacionado con la salud, lo que obliga a aplicar el principio de precaución. La Mesa Redonda del Aceite de Palma Sostenible hace una gran labor para limpiar la imagen del aceite de palma, pero le queda mucho por hacer para convencer de que se trata de una apuesta que no representa un riesgo para la salud de los consumidores.