Según un estudio realizado por expertos de la Universidad Federal de São Carlos (Brasil), la fruta de jerivá tiene importantes beneficios nutricionales, y no sólo la pulpa, también su cascara y sus semillas, lo que la convierte en un ingrediente prometedor para diferentes productos alimenticios, sustituyendo a ingredientes como la harina, mejorando la calidad nutricional y el sabor de pan, galletas, muffins, barritas energéticas, etc.
Pero, ¿qué es la fruta de jerivá? Es un fruto que se obtiene de la Butia capitata o palma de butiá, palmera que produce esta fruta pequeña y comestible muy valorada en las regiones tropicales y subtropicales de América del Sur. Es conocida popularmente como jerivá o butiá y es originaria de países como Brasil, Uruguay, Paraguay y Argentina, donde su cultivo y consumo son comunes.
La fruta de jerivá (Syagrus romanzoffiana) es pequeña, con una forma redonda u ovalada, su tamaño varía entre los dos y los tres centímetros de diámetro. Cuando está madura, su color varía entre el amarillo y el anaranjado, tiene una pulpa jugosa y fibrosa que rodea una semilla dura situada en el centro. Su sabor combina la dulzura y la acidez, describiéndose como una mezcla entre la piña y el albaricoque.
Se suele consumir en fresco, pero dada su versatilidad en la cocina se suele emplear en la gastronomía regional para elaborar mermeladas, zumos, licores y helados, y hay que destacar que la mermelada de butiá es especialmente popular en aquellas áreas donde hay abundancia de esta fruta. Además, las semillas de jerivá se utilizan para extraer un aceite que es apreciado tanto en la cocina como en el mundo de la cosmética.
Los beneficios nutricionales de la fruta de jerivá son excelentes, es fuente de vitaminas y minerales y es especialmente rica en vitamina A. Contiene antioxidantes que ayudan a combatir el daño celular y a reducir el riesgo de enfermedades crónicas. También contiene carotenoides, aunque no en una proporción significativa. Entre los minerales presentes en esta fruta, destacan el contenido en potasio y magnesio, elementos esenciales para el buen funcionamiento muscular y nervioso.
Además, se señalan sus propiedades medicinales, ya que la butiá ha sido utilizada en la medicina tradicional para tratar diversas afecciones, se le atribuyen propiedades antiinflamatorias y digestivas, y en algunas comunidades se utiliza como remedio natural para problemas gastrointestinales y para mejorar la salud de la piel.
La palmera de butiá se adapta bien a los climas cálidos, se puede encontrar en zonas de suelos arenosos típicos de las regiones costeras y praderas de América del Sur, pero dada su resistencia, es capaz de crecer en diversas condiciones climáticas. En esas regiones donde crece naturalmente, la jerivá no sólo tiene importancia como alimento, también es parte de la identidad cultural y económica de algunas pequeñas regiones. En países como Brasil y Uruguay se celebran festivales en honor a la fruta y se promocionan diferentes productos derivados del butiá elaborados por comunidades rurales.
Hay que decir que aunque existe un consumo a nivel regional de esta fruta, no hay plantaciones de palma de butiá, sino que debe recolectarse del medio silvestre, por lo que forma parte de la dieta de la población de unas pocas regiones, hasta el punto de que se podría decir que es desconocida para las poblaciones de grandes núcleos.
Actualmente hay un gran interés centrado en la investigación sobre las propiedades de la jerivá, sea por los beneficios para la salud como por su potencial en la industria de la alimentación y la cosmética. Hasta la fecha son varios los estudios que se han realizado para conocer con detalle sus capacidades antioxidantes y antiinflamatorias, sugiriendo que podría tener aplicaciones en la prevención de enfermedades.
Uno de los últimos estudios que podemos encontrar y del que hablan aquí, es el realizado por expertos de la Universidad Federal de São Carlos, se trata de un primer estudio que sienta las bases para explorar a fondo todo lo que puede ofrecer la fruta de jerivá. Los investigadores comentan que “el conocimiento y el uso de las frutas silvestres en la nutrición humana podría ser una buena fuente para las políticas públicas contra la desnutrición”. Podéis conocer todos los detalles del estudio a través de este artículo publicado en la revista científica Antioxidants.
En definitiva, la jerivá es una fruta que se presenta como valiosa y versátil, que destaca tanto por su sabor como por sus beneficios nutricionales y medicinales, incluso la consideran una superfruta. Con nuevas investigaciones que puedan ratificar sus beneficios, es probable que en los próximos años se plantee el desarrollo de las plantaciones de Butia capitata, pero todo dependerá del marketing, la demanda, etc.
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