El pangrattato es un término italiano que se podría traducir como pan rallado, pero se le suelen añadir otros ingredientes para enriquecer el plato en el que se va a servir. La finalidad es aportar sabor y una textura crujiente, como muchas veces hacemos con un crumble o sencillamente añadiendo pan rallado antes de gratinar una bechamel con queso.
Quizá una de las mezclas más habituales para hacer un pangrattato se compone de pan rallado, ajo, anchoas y perejil, pero hay muchas otras combinaciones que favorecerán de forma distinta a cada plato, por ejemplo, añadiendo especias o hierbas aromáticas, aceites aromatizados, guindillas, alcaparras, aceitunas, pan rallado de distintos cereales, semillas, queso…
El pangrattato es un condimento muy utilizado en las recetas de pasta, es un recurso, además de alimenticio, de ahorro, pues se elabora con el pan que queda de un día (o varios) para otro, que se deja secar bien para poder hacer estas migas, que se fríen en aceite de oliva o en mantequilla y se aderezan como ya os hemos comentado. Es tradicional tanto en la cocina del norte como del sur de Italia, quizá haya quien lo conozca también como mollica si se combinan las migas o el pan rallado con parmesano.
Este condimento también se sirve muchas veces sobre los risottos, como ejemplo podéis ver esta receta de Risotto al pesto, pero no hay límite para añadir pangrattato a nuestros platos, sean verduras asadas o al vapor, un pescado a la plancha o lo que la inspiración culinaria nos marque.
También podemos jugar con el grado de grosor de las migas de pan, desde utilizar el pan rallado bien fino, hasta utilizar pequeñas migas, como croûtons rotos, con lo que el juego de texturas y sabores del pangrattato nos ofrece un amplio abanico de posibilidades.
Hoy prepararemos un sencillo y nutritivo Brócoli con pangrattato que posteriormente compartiremos con vosotros, esperamos que os animéis a probarlo y que hagáis también vuestras variantes.
Foto | Kochtopf