El mes de marzo de 2004 se iniciaba el proyecto Quality Low Input Food (QLIF), una investigación financiada por la Unión Europea con distintos objetivos relacionados con los cultivos orgánicos o ecológicos, mejorar la seguridad y calidad de las cosechas, reducir los costes de producción y por tanto el coste de comercialización, promover la alimentación orgánica ofreciendo a los consumidores información detallada sobre los beneficios que se obtienen al disfrutar de alimentos ecológicos, etc.
En el proyecto Quality Low Input Food (QLIF) participaron más de 30 centros de investigación, expertos, universidades, agricultores y empresas alimentarias a nivel internacional. El proyecto concluyó el pasado mes de abril tras cinco años de investigaciones. De todos los trabajos e investigaciones realizadas, nos hacemos eco de un estudio conjunto realizado por varias universidades del Reino Unido en el que se muestran los beneficios que ofrecen los alimentos ecológicos para la salud humana y la salud medioambiental.
Los expertos indican que la creciente preocupación medioambiental provoca que los consumidores perciban los alimentos orgánicos como más respetuosos con el medio ambiente y más valiosos a nivel nutricional. Los investigadores manifiestan que resulta difícil cuantificar estos supuestos beneficios, ya que hasta la fecha no se habían realizado estudios exhaustivos que pudieran determinar esta percepción como algo real.
Todo el trabajo se plasmó en un libro titulado «Health Benefits of Organic Food – Effects of the Environment«, en el que se muestran diferentes puntos detallados, como el papel de algunos nutrientes de los alimentos en la prevención de enfermedades crónicas, los beneficios que estos alimentos ofrecen a la salud, las diferencias entre alimentos obtenidos a partir de la agricultura o ganadería intensiva y los alimentos ecológicos u orgánicos. Entre algunas de las conclusiones que se desprenden de los estudios se encuentra la mayor calidad y seguridad de los alimentos ecológicos y menos posibilidades de contaminación química o bacteriana, como ejemplo nos hablan de la Salmonella, los cultivos intensivos tienen hasta tres veces más posibilidades de infectarse con este patógeno.
Muchas conclusiones dan la razón a quienes promueven los alimentos ecológicos, pero ahora bien, el estudio también pone al descubierto que existen varias razones para que la agricultura ecológica y su demanda, no puedan crezcan como se espera. A la falta de disponibilidad y el limitado surtido de productos hay que añadir que la rentabilidad ecológica es más complicada y por tanto, los precios son más elevados, otro escollo que frena la demanda. De ahí que el proyecto Quality Low Input Food (QLIF) contemplara todos los puntos que antes hemos citado, no sólo se puede hablar de las bondades de los alimentos ecológicos, también se deben buscar sistemas que permitan reducir los costes de producción incrementando a su vez la demanda.
Quality Low Input Food es la base científica de los alimentos ecológicos, y en sus conclusiones se basa la SEAE (Sociedad Española de Agricultura Ecológica) para manifestar que los alimentos ecológicos presentan mayor cantidad de nutrientes en comparación con los alimentos que se obtienen de la agricultura intensiva. Podríamos decir que es una respuesta al estudio realizado por investigadores de la London School of Hygiene and Tropical Medicine y cuya conclusión era que los alimentos orgánicos no son más saludables.
Recordemos que este estudio no tuvo en cuenta ni los resultados facilitados por Quality Low Input Food, ni el impacto ambiental que supone la utilización de antibióticos, pesticidas o herbicidas, o la presencia de estos elementos en los alimentos. También se dieron errores a la hora de valorar el contenido nutricional y los antioxidantes presentes en los dos tipos de alimentos. Parece que exista un empeño especial en intentar desprestigiar o reducir la condición de calidad de los alimentos ecológicos.
Para quienes disfrutan de una alimentación ecológica y han podido hacer una comparativa con alimentos producidos industrialmente, es evidente que sus cualidades organolépticas son superiores, además están los estudios que muestran su verdadero valor nutricional. Como podemos comprobar, cada año aparece un nuevo estudio que intenta reducir el valor de este tipo de alimentación, recordemos el del año pasado, en esa ocasión era John Richard Krebs, investigador de La Universidad de Jesús (Reino Unido), quien aseguraba que los alimentos orgánicos no ofrecían ninguna ventaja para la salud y aconsejaba disfrutar de frutas y verduras de producción intensiva porque resultaban alimentos más baratos.
La verdad es que hay muchos intereses que pretenden frenar el auge de la agricultura ecológica, qué mejor momento que enforcarlo desde el punto de vista económico y productivo. El temor de la escasez de alimentos y el hambre mundial dan alas a los productores de cultivos industriales y a las empresas biotecnológicas.
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