Hoy podemos saber que la Comisión Europea y concretamente el Consejo Europeo de Innovación, ha seleccionado un proyecto para producir leche a partir de CO2, hidrógeno y electricidad, de los más de 440 proyectos presentados en el marco de Horizonte, un programa de financiación de investigación e innovación de la UE, cuyo objetivo general es «alcanzar un impacto científico, tecnológico, económico y social de las inversiones de la UE en I+I, fortaleciendo de esta manera sus bases científicas y tecnológicas y fomentando la competitividad de todos los Estados Miembros».
La propuesta de investigación denominada Hydrocow, es una iniciativa de un consorcio formado por la Universidad de Groningen (Países Bajos), la Universidad RWTH Aachen (Alemania), la empresa biotecnológica FGen (Suiza) y la empresa Solar Foods (Finlandia), de la que ya os hablamos en 2019 por su proteína alimenticia Solein, elaborada a partir de agua, dióxido de carbono y electricidad. Recordemos que el año pasado la empresa obtuvo la aprobación regulatoria en Singapur para empezar a comercializar esta proteína, aunque la empresa anunció que esperaría para iniciar su venta en 2024 debido a que aún no tenía lista de planta de producción.
Los responsables de Solar Foods explican que con este proyecto pretenden diseñar un microorganismo capaz de convertir el dióxido de carbono y el hidrógeno producidos a partir del agua y con la ayuda de la electricidad, en beta-lactoglobulina, la proteína presente más abundante del suero de la leche de vaca, constituyendo el 50% del contenido proteínico total de la leche. Este es un primer paso que permitirá posteriormente producir leche a partir del CO2 y la electricidad, y sin la intervención de las vacas.
Lo cierto es que en los últimos años hemos podido conocer algunas iniciativas innovadoras que tienen el objetivo de producir productos lácteos sin la intervención de las vacas (dejando al margen las alternativas vegetales), podemos citar por ejemplo la “leche sintética” Perfect Day, el “yogur” híbrido elaborado con ingredientes vegetales y grasa láctea cultivada de la empresa israelí Wilk, o la leche de cultivo celular desarrollada por la empresa israelí BioMilk, entre otros. En todos los casos se aboga por unos alimentos sustitutos que emulan a los originales, pero con un mayor nivel de sostenibilidad, de seguridad alimentaria, sin problemas como la explotación intensiva o el maltrato animal, así como la reducción significativa de las emisiones de gases de efecto invernadero entre otros beneficios.
El proyecto Hydrocow se postula como el primero en intentar la secreción de proteínas lácteas a partir de microorganismos oxidantes de hidrógeno, aunque el proyecto se enmarca en la definición de fermentación de precisión, es decir, el uso de un microorganismo para producir una molécula específica. Los responsables del proyecto explican que en la fermentación de precisión es habitual usar microbios heterótrofos que se alimentan del carbono derivado de la agricultura para producir las proteínas, pero en este proyecto se utiliza hidrógeno y dióxido de carbono, elementos que sirven de alimento a los microorganismos, convirtiéndolos en la proteína deseada, es decir, beta-lactoglobulina.
Hydrocow tiene un presupuesto de 5’5 millones de euros, el proyecto acometerá diferentes fases, como el diseño de un modelo metabólico integral para las bacterias oxidantes de hidrógeno, o la integración de un mecanismo de secreción de proteínas intracelulares a las bacterias oxidantes de hidrógeno, entre otros. El consorcio considera que el proyecto permitirá la creación de una tecnología verdaderamente innovadora para la industria alimentaria, aunque probablemente no será bien vista por parte de la industria ganadera tradicional.
Podéis conocer todos los detalles del proyecto a través de este artículo publicado en la página web de Solar Foods.