La Oficina Reguladora de Tecnología Genética de Australia (Office of the Gene Technology Regulator) realizó una propuesta para cambiar la normativa sobre edición genética en el país, propuesta que probablemente se encuentre con una fuerte oposición por parte de organizaciones ambientalistas, organizaciones de consumidores, agricultores, etc. Según esta oficina, se deben reducir las restricciones que pesan sobre la edición genética y que con ello se lograría mejorar la resistencia a las enfermedades y a los cambios medioambientales, y se incrementaría el rendimiento de los cultivos, además de obtener alimentos con mejores características saludables.
Expertos de la Universidad Western de Australia comentan que la edición de genes es diferente a la modificación genética, donde se incluye la transferencia de genes de otras especies, se trata de una técnica en la que se “cortan y pegan” secuencias específicas de ADN de la misma especie. Se considera que con esta técnica se puede contribuir a garantizar la seguridad alimentaria, ya que se podrán obtener nuevas variedades de cultivo adaptadas a las necesidades y exigencias del presente y del futuro.
Actualmente existen cuatro métodos para modificar el genoma, el cruzamiento de plantas con diferentes secuencias genéticas para crear una nueva planta que combine los genes que resulten de interés, la modificación genética que implica agregar nuevo ADN en el genoma de una planta, lo que provoca cambios en su secuencia genética, mutar el genoma utilizando sistemas como la radiación o determinados productos químicos, algo que facilita el cambio del ADN. El último método es el de la edición genética, donde se agregan o eliminan secuencias de genéticas, modificando el ADN original.
Para los expertos, esta última opción no se puede considerar una modificación genética, ya que se trata de una manipulación del ADN del organismo sin que se introduzca nada que sea extraño. Este es un modo de poder acelerar la producción de alimentos, algo necesario en las próximas décadas, por ello, la Oficina de Regulación de Tecnología Genética (OGTR) está llevando a cabo la revisión de la regulación sobre este tema, aunque para poder relajar la normativa es necesario que se modifique la legislación sobre lo que es un organismo modificado genéticamente mediante un proceso de revisión legislativa.
Representantes de empresas biotecnológicas como Bayer o Monsanto comentan que muchas nuevas tecnologías están innecesariamente integradas en la regulación, aseguran también que existe una visión general, tanto del sector privado como del público en general, de que existe una variedad de nuevas técnicas y desarrollos científicos que se encuentran atrapados en el actual sistema regulatorio, siendo necesario que se queden al margen de este sistema. Los expertos comentan que los sistemas regulatorios no se deben basar en las decisiones políticas o en las campañas de los activistas, deben basarse en el asesoramiento experto de los científicos, este es un argumento muy utilizado por las empresas.
Varios investigadores comentan que la tecnología de edición genética lo único que hace es acelerar lo que se podría producir de forma natural durante un periodo mucho más largo de tiempo, por otro lado, si el uso de esta tecnología no conduce a resultados que no difieren de los procesos que se han estado utilizando durante años (hablando del cruzamiento de plantas), no es necesario regularla. Pero lo cierto es que esta tecnología todavía está en pañales y debe seguir siendo objeto de investigación y control riguroso por parte de los organismos competentes que se encargan de la regulación de los organismos modificados genéticamente, así lo consideran otros investigadores.
Ingenieros genéticos como Michael Antoniou, director del Gene Expression Therapy Group en el Kings College de Londres, comentan que los riesgos de la desregulación de la edición genética superan los posibles beneficios, considerando que si el gobierno australiano modificara la actual legislación sobre la edición genética habría consecuencias, pudiendo afectar de forma negativa al rendimiento de los cultivos y afectar a la salud de los consumidores, ya que todo dependería de la bioquímica que se alteraría y no se tendría conocimiento de antemano de sus consecuencias.
Quienes están a favor de la relajación de la normativa comentan que todos los marcos reguladores y leyes se han establecido sobre la base de que se incluye material genético no relacionado en otro organismo, en cambio, la edición es sólo una manipulación sin que se incluya material extraño en el genoma. Aquí proporcionan ejemplos de cómo la edición de genes ha sido y es utilizada por expertos de otros países del mundo, logrando avances significativos en la lucha contra enfermedades, algo que se traduce en un mejor rendimiento y, por tanto, una mayor seguridad alimentaria.
También se proporcionan ejemplos como la investigación que llevan a cabo expertos del CSIRO (Commonwealth Scientific and Industrial Research Organisation) para alterar un gen del trigo, responsable de regular el contenido en fibra, para que se asemeje al contenido de la avena, convirtiendo al trigo en un alimento que aportaría beneficios a la salud, como la reducción del colesterol. Un cambio en sólo un par de bases del trigo serviría para que este fuera más saludable, algo que se consigue con la edición de genes.
Otro ejemplo que se puede citar es el salmón editado genéticamente por investigadores del Instituto de Investigación Marina de Bergen, un salmón que no pueda reproducirse por la ausencia de células reproductivas, siendo una solución al problema de la pérdida de peces que se escapan de las granjas con las consecuencias que puede tener en el medio ambiente. Eso sí, en el caso de que se permita el desarrollo y producción de este salmón, se etiquetaría como genéticamente modificado, algo que también contempla la revisión australiana.
De este tema se está hablando desde hace más de un año, aunque ahora llegan las propuestas para modificar la legislación de los organismos modificados genéticamente en Australia, propuestas que han sido presentadas por la agencia reguladora de la tecnología genética del país. Posiblemente, y como hemos comentado, de nuevo se alzarán voces en contra de estas propuestas, recrudeciendo aún más el actual debate, ya que para algunos, la edición se enmarca perfectamente en la legislación sobre organismos modificados genéticamente porque aunque no se integre ADN de otras especies, se lleva a cabo una modificación que no es natural, algo en lo que no están de acuerdo quienes avalan la relajación de la normativa.
No tardaremos en conocer más noticias al respecto, parece que existen muchas posibilidades de que se produzcan los cambios legislativos y se relaje la normativa sobre la edición genética, pero según explican aquí, antes de realizar los cambios oportunos, la legislación deberá ser aprobada por los gobiernos estatales y federales.
Foto 1 | Tom Shockey
Foto 2 | Mary Shattock