El kiwi (Actinidia deliciosa) es el fruto de un arbusto o planta trepadora que, aunque se relaciona con Nueva Zelanda, tiene su origen en el sur de China. Aunque su existencia es anterior, esta fruta no se conoce y consume fuera del país asiático desde hace mucho tiempo, fue a principios del siglo 20 cuando se inició el cultivo y comercialización en Nueva Zelanda, allá por 1910 se obtuvo la primera cosecha.
Entonces no se denominaba kiwi, dice la historia que al probar la fruta muchas personas la identificaban con la grosella por su sabor, por lo que empezó denominándose grosella china. Pero nada tenían que ver una y otra fruta, así que parece ser que allá por 1959, se le empezó a denominar kiwi por la similitud del ave neozelandés con el mismo nombre. El cultivo del kiwi empezó a extenderse a otros países alrededor de los años 70 y 80, actualmente Italia es el líder, seguido de Nueva Zelanda y Chile, también se cultiva en Francia, Estados Unidos, Japón, Grecia, España… es un cultivo productivo y como sabéis, son muy valoradas las propiedades nutricionales del kiwi.
Se podría decir que es una de las denominadas superfrutas, recordemos que este término no está avalado científicamente, es una estrategia de marketing de la industria alimentaria con la que han pretendido elevar el valor de alimentos que concentran mayor cantidad de nutrientes y destacan por su contenido en antioxidantes. Y lo han conseguido con muchas frutas exóticas, pero como comentábamos, hay frutas más accesibles que debemos tener en consideración por sus propiedades, como el kiwi.
Llama la atención su aspecto, tiene una piel fina y peluda, siempre del mismo color, su pulpa es verde por su riqueza en clorofila (salvo en las variedades amarillas y rojizas) y en el centro se encuentra un núcleo blanquecino, también comestible, con más de un millar de pequeñas semillas negras. El kiwi español no se consume recién recolectado, se recolecta entre los meses de octubre y noviembre, y se almacena en cámaras frigoríficas (a unos 0º C) hasta su exportación a los países de la UE, a partir de junio.
El kiwi se recolecta duro, en ese momento contiene mucho almidón que debe convertirse lentamente en azúcares. Así, su pulpa se va ablandando, su madurez se reconoce con el tacto, también aumenta su aroma. El punto de acidez y dulzor de esta fruta depende de la madurez pero también de la variedad. Sobre el sabor y otras características del kiwi no es necesario hablar, pero sí será interesante destacar las propiedades nutricionales del kiwi.
Para empezar hay que destacar que es una de las fuentes más importantes de vitamina C, más de 90 mg, por cada 100 gramos, casi el doble que las naranjas y los limones. El kiwi también es rico en vitamina E, ambas vitaminas poseen propiedades antioxidantes que favorecen nuestra salud en diversos aspectos, ya que se reduce la producción de radicales libres.
Es una buena fuente de vitamina B9 o ácido fólico, por lo que el kiwi se recomienda a las mujeres embarazadas, además proporciona minerales como potasio, fósforo, hierro, sodio, magnesio y calcio. Es rico en fibra, previene el estreñimiento y favorece el tránsito intestinal, posee una enzima proteica denominada actinidina, que ayuda a digerir las proteínas.
Es un alimento de contenido energético reducido, aporta unas 55-60 kcal. por cada 100 gramos, como la mayoría de frutas, se recomienda en la dieta habitual de la población con cualquier edad. Cabe destacar su bajo índice glucémico, es decir, libera la glucosa en sangre de manera gradual, así que no provoca una subida rápida de glucosa en sangre, por lo que se reduce el riesgo de padecer diabetes.
Todos conocemos sus principales cualidades nutricionales, pero nos da la sensación de que el kiwi no es una fruta muy valorada, tampoco lo es en la cocina, pues para algunas elaboraciones puede ser un desafío. Según nos explica Harold McGee, la mencionada enzima actinidina, como digiere proteínas puede dañar a otros ingredientes. Esta enzima se puede inactivar con el calor, pero entonces se modifica el sabor de la fruta.
Otra cuestión a tener en cuenta en relación a esta refrescante fruta que es el kiwi, es su contenido en oxalato cálcico, un compuesto químico que se encuentra también en otros alimentos, pero que no se recomienda a las personas que tienen problemas renales, pues pueden crear cálculos. Fuera de este problema, el consumo de kiwi en la dieta mediterránea es muy recomendable, podríamos citar muchos beneficios más del consumo de esta y de las frutas en general, pero con estos datos y con una refrescante receta de Sorbete de kiwi instantáneo, igual ya estáis convencidos.
Foto | Justus Bluemer