Hace algo más de un mes podíamos saber que Estados Unidos prohibió el salmón transgénico, una prohibición impulsada por la cámara de representantes del país y que paralizaba el trabajo de la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos) para que no pudiera dar vía libre a su aprobación y comercialización. Pues bien, esta decisión parece que no le ha sentado nada bien a Ronald Stotish, director de la empresa AquaBounty Technologies Inc, responsable del alimento modificado genéticamente. En sus declaraciones indica que se ha prohibido el salmón transgénico por unos paranoicos mal informados, concretamente se refiere a un grupo de senadores que en su momento solicitaron que el Congreso de Estados Unidos frenara la aprobación del salmón transgénico o también denominado Frankenfish.
Ronald Stotish acusa a ese grupo de senadores de estar desinformados y de ignorar deliberadamente una ciencia basada en la investigación. Evidentemente intenta defender su producto y el trabajo que se ha desarrollado durante años, declara que la FDA ha estado trabajando durante 15 años para determinar si el salmón transgénico era o no peligroso, la administración llegó a la conclusión de que estos salmones eran exactamente iguales que cualquier salmón del Atlántico y por tanto, apto para el consumo humano. Nosotros añadimos que iguales no son, dado que el salmón transgénico incluye un gen de otra variedad que le permite crecer durante todo el año. En realidad se ha aplicado la equivalencia sustancial, es decir, un alimento modificado genéticamente es seguro cuando es significativamente equivalente en composición y características nutricionales a un alimento tradicional.
El caso es que se ha prohibido el salmón transgénico y es normal que Ronald Stotish patalee, habla del salmón indicando que tampoco sería una amenaza para el medio ambiente, ya que sería un salmón estéril y sólo se criaría en piscifactorías y en tanques de agua adecuados y seguros, de donde no podrían escapar. Estas declaraciones están respaldadas por la FDA, en su momento la agencia declaró que el riesgo de que pudieran introducirse en el ecosistema marino era mínimo, pero no certificaron un riesgo cero. Por tanto, por pequeño que sea el riesgo existe, tomamos como referencia las palabras del investigador Fredrik Sundström, el experto advertía que estos salmones deberían criarse en piscifactorías situadas tierra adentro, muy lejos de las aguas marinas, y aunque reconoce que el riesgo se reduciría significativamente, no se alcanzaría el cero.
La esterilidad de los salmones podría ser una posibilidad, aún así algunos expertos no las tienen todas consigo. Ronald Stotish quiere que el Senado estadounidense se abstenga y no interfiera en el trabajo e investigación científica que desarrolla la FDA, trabajo que como hemos dicho antes, se ha desarrollado durante 15 años. Para el director de AquaBounty Technologies Inc, la interferencia del Senado sentaría un precedente peligroso, «no se puede frenar el trabajo de esta agencia por un puñado de legisladores paranoicos mal informados sobre el salmón transgénico«. Sin duda, estas declaraciones van a dar que hablar ya que no sólo son los senadores los que se oponen al salmón transgénico, investigadores, ecologistas, consumidores… son muchas las personas y algunas de ellas son especialistas en la materia (los científicos).
El director de AquaBounty Technologies Inc. añade además que al limitar a la FDA se abandona el principio científico de la ciencia estadounidense que se basa en la regulación, la decisión tomada responde a los temores sujetos al proteccionismo económico y a juicios subjetivos y emocionales, es decir, nada científicos. Es una falacia, ya que como hemos indicado, han sido varios los investigadores que han estudiado a fondo el salmón modificado genéticamente alertando sobre el peligro que representa para el medio ambiente. El director se ampara en el liderazgo tecnológico, la regulación basada en la ciencia y en la innovación, argumenta además que se desperdicia el dinero de los contribuyentes al vetar el salmón transgénico. Añadiríamos que con la postura del Senado se frenan los posibles beneficios económicos que se habrían generado para la empresa con su comercialización.
Recordemos que hasta la fecha no existe obligación de etiquetar los alimentos transgénicos y los consumidores no sabrían si comen un salmón salvaje o modificado genéticamente en casi todo el país salvo en California, donde se propuso un proyecto de ley para el etiquetado y para que los consumidores decidieran si comer o no este tipo de alimento en el caso de que la FDA lo aprobara finalmente. Seguramente pronto conoceremos la respuesta que recibe Ronald Stotish por parte de los senadores, ecologistas, científicos y consumidores, ya nos extrañaba que AquaBounty Technologies Inc., no se pronunciara sobre lo acontecido hace unas semanas.