Los productos lácteos sin grasas saturadas y sin grasas trans son ya una realidad, gracias a los trabajos de investigación realizados por Rafael Enamorado, investigador de la Universidad Politécnica de Madrid, la industria alimentaria contará con una nueva tecnología con la que elaborar todo tipo de productos lácteos o productos con trazas de leche (restos) como pueden ser bombones o patés entre otros, libres de las grasas que antes hemos mencionado.
La investigación realizada bajo el título «Proceso de sustitución de las grasas saturadas de la leche por aceites vegetales no hidrogenados», muestra un nuevo sistema con el que se sustituyen las grasas saturadas y las grasas trans por aceites vegetales no hidrogenados. De momento el nuevo sistema se ha patentado y se ofrece a la industria agroalimentaria como una buena alternativa para elaborar nuevos productos más saludables, evitando los riesgos asociados a las grasas saturadas o grasas trans.
Recordemos que las grasas saturadas se encuentran en muchos alimentos, provienen principalmente de la grasa animal, aunque también se pueden encontrar productos vegetales que las contienen. De ello hablábamos en el post aceites y grasas vegetales no siempre son saludables. Son varios los estudios que ponen de manifiesto que las grasas saturadas están asociadas al aumento del colesterol, algo nada recomendable si no queremos aumentar los riesgos cardiovasculares.
Desde hace unos años, algunas organizaciones recomiendan reducir la ingesta de grasas saturadas y grasas trans ante las evidencias de las enfermedades que se asocian a ellos. La OMS (Organización Mundial de la Salud), la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) y un buen número de instituciones, aconsejan aumentar el consumo de las grasas poliinsaturadas (ácido graso omega 6 o ácido graso omega 3 entre otros), grasas que contribuyen a reducir los valores de colesterol y triglicéridos presentes en nuestra sangre y por tanto, las posibilidades de padecer una enfermedad coronaria.
Estas recomendaciones se encuentran presentes en el denominado Libro Blanco de la Comisión Europea, libro que trata sobre la estrategia europea sobre problemas de salud relacionados con la alimentación, el sobrepeso y la obesidad. Para ser más claros, el sistema patentado ha de introducirse en la industria alimentaria, y un buen aval es mostrar que se conjuga perfectamente con lo que se indica en el libro blanco.
Lo que no dice la noticia proporcionada por la Universidad Politécnica de Madrid, es si la nueva tecnología resulta rentable a la industria, hay que tener en cuenta que cuando esto no es así, el atractivo de ofrecer salud y calidad al consumidor parece quedar en segundo lugar. No mencionar la rentabilidad podría indicar que se trata de un proceso más caro y por tanto, podría ser difícil que los consumidores conociéramos los nuevos productos elaborados con aceites vegetales no hidrogenados.
Vía | El Economista