Según un informe elaborado por UFC-Que Choisir, asociación francesa sin ánimo de lucro que trabaja informando, asesorando y defendiendo los intereses de los consumidores, hay que tener cuidado con los productos alimenticios con base de soja por su nivel de fitoestrógenos, elemento que se encuentra en las isoflavonas y que actúa de forma similar a los estrógenos (hormonas sexuales femeninas).
Según la investigación, se han encontrado en todo tipo de alimentos con base de soja, postres, bebidas, alimentos preparados, salsas, etc., niveles elevados de fitoestrógenos, sustancias que se sospecha que interrumpen el sistema hormonal pudiendo afectar a la fertilidad o provocar enfermedades como el cáncer. La asociación comenta que la soja es una alternativa para quienes quieren consumir proteína vegetal cuando limitan el consumo de carne con el objetivo de mejorar la salud, el bienestar animal, etc., pero tiene la desventaja comentada de ser una importante fuente de fitoestrógenos, elementos que podría actuar como un disruptores endocrinos.
En el año 2005 la ANSES (Agencia Nacional de Seguridad Sanitaria de la Alimentación, del Medio Ambiente y del Trabajo) lanzó la recomendación de limitar la presencia de fitoestrógenos en los alimentos y paralelamente, que se informara mejor a los consumidores sobre este compuesto, pero parece que esta recomendación ha caído en saco roto. En el estudio de UFC-Que Choisir se analizó el contenido en fitoestrógenos de 55 productos alimenticios que contienen soja enmarcados en las categorías de comidas preparadas, galletas, postres, bebidas, aperitivos y salsas.
Los resultados son preocupantes teniendo en cuenta que ya hace 14 años que se había recomendado reducir el contenido en fitoestrógenos en los alimentos con soja. Algunos resultados muestran que se supera en cinco veces, la cantidad máxima de fitoestrógenos para una ración. Un vaso de una bebida de soja de la marca Cereal Bio aporta casi un 150% más de la dosis máxima permitida para un adulto, una ración de cuscús de proteína de soja de la marca Jardín Bio, supera en tres veces el límite permitido, y en el caso de unas semillas de soja tostada de la marca Soya Party Nature, el valor supera en cinco veces el máximo permitido.
La asociación comenta que los fitoestrógenos no están confinados a la bebida de soja, el tofu, etc., también están presentes en alimentos donde no se esperaría que la soja estuviera presente. La razón es que se trata de una proteína económica que agregan los fabricantes en muchos productos de alimentación, se puede encontrar en los nuggets de pollo, en las albóndigas de carne, etc. Precisamente en cinco de los 12 productos cárnicos analizados, se detectó que aportaban un 25% más de fitoestrógenos de la dosis máxima por ración. Los niveles mas elevados se detectaron en albóndigas de carne de las cadenas de supermercados e hipermercados Auchan, Leader Price y Leclerc, contribuyendo con un gran porcentaje de la dosis máxima aceptable para un niño.
El problema es que, aunque el valor esté por debajo del máximo permitido, la ingesta de diferentes productos que contengan soja y por tanto fitoestrógenos, provocará que se supere la ingesta máxima recomendada. De de ahí que la asociación aconseje consumir con moderación los productos con base de soja o que contengan soja, pero hay que recordar que en algunos productos alimenticios, en la lista de ingredientes se incluye un 4% de materia prima vegetal sin especificar cuál es, y con toda probabilidad se trata de soja. Por tanto, en un consumo medio regular, el consumidor se expone a la ingesta de 2’5 veces la dosis máxima permitida. Esto explica por qué la ANSES recomienda evitar el consumo de productos de soja, principalmente mujeres embarazadas y niños menores de tres años.
Tras obtener estos resultados en el análisis realizado, la asociación de consumidores solicita que, a la luz de los estudios científicos más recientes y los nuevos hábitos de consumo, la ANSES lleve a cabo una reevaluación del nivel de riesgo para los consumidores por el consumo de estos alimentos, y establezca los valores máximos de aplicación obligatoria, es decir, que la tasa se establezca por ley. También se pide la inclusión en el etiquetado alimentario del contenido en fitoestrógenos y una referencia sobre la necesidad de que el producto no sea consumido por mujeres embarazadas y niños.
Sería interesante realizar un estudio similar con los productos alimenticios que contienen soja en nuestro país, probablemente los resultados serán similares. Podéis conocer más detalles del análisis realizado a través de este artículo publicado en la página oficial de UFC-Que Choisir.
Foto 1 | Kjokkenutstyr.net
Foto 2 | Tofu ahumado crujiente con salsa cremosa de soja y sésamo