Posiblemente muchas personas se negarían a comer pescado que se hubiera producido en aguas residuales (sobre todo en los países industrializados), algo que no ocurre en ciudades de la India como Calcuta, Nagpur, Chennai y Bhopal. Sólo en Calcuta existe un vasto complejo de estanques o “bheris” establecidos en una superficie de humedales que ocupa unas 12.500 hectáreas en la periferia de la ciudad, y todos ellos funcionan exclusivamente con aguas residuales.
La producción de pescado en aguas residuales es un tipo de acuicultura urbana que proporciona un modo de vida a unas 50.000 personas, la mayoría son pequeños empresarios, productores o comerciantes de pescado que suministran el producto más barato, ya que el uso del agua residual reduce los costes de producción. La ciudad sólo tiene capacidad para tratar el 24% de las aguas residuales que se generan a diario, el resto es utilizado por los productores, usándola y reciclándola en los estanques.
El dueño de uno de las mayores empresas productoras de pescado de la zona comenta que, gracias a este tipo de producción, la corporación municipal de Calcuta se ahorra tener que tratar las aguas, y además, la población tiene mayor acceso al pescado. Parece que no es algo que les desagrade, ya que hace varias décadas que el sistema funciona y cada vez ha ido a más, el modelo es tan productivo que se ha instaurado en otras ciudades y países, el empresario comenta que se ha instaurado en Bangladesh, Pakistán, Birmania, Tailandia, e incluso en algunos países europeos.
Hay que aclarar que las aguas residuales de Calcuta no proceden de la industria, el origen está en la propia ciudad, por lo que supuestamente están libres de productos químicos peligrosos para la salud humana, pero a pesar de ello, se realizan controles sobre las poblaciones microbianas de estas aguas con relativa regularidad. La imagen puede ser nauseabunda, los peces nadan entre excrementos que favorecen la proliferación de organismos pelágicos con los que se alimentan, disponen de más comida y se desarrollen con más rapidez alcanzando un tamaño mayor.
El agua con los desechos estimula la producción de fitoplancton, los desechos actúan como un sustrato para la producción de detritos y como alimento del zooplancton, estos dos procesos están interconectados. El fitoplancton es la principal fuente de detritos para la producción bacteriana, pero también, a través de la fotosíntesis, es el responsable de producir oxígeno que utilizan los peces. El resultado se puede decir que es un modo de trabajar con sostenibilidad inteligente al mejorar la eficiencia del uso del agua, aunque sea residual.
Este tipo de estanques desprende un olor que seguramente a cualquier occidental le quitaría la idea de probar el pescado, pero lo cierto es que a pesar de que pueda producir repugnancia, estos estanques ya han alimentado al menos a tres generaciones de ciudadanos de Calcuta. Incluso el Gobierno se siente orgulloso de este tipo de producción, comentando que gracias a este tipo de iniciativas se podrá satisfacer la demanda de pescado en los próximos años. En la actualidad, la India es el segundo mayor productor de pescado de piscifactoría, cuenta con una producción de más de 10 millones de toneladas métricas anuales, gracias al apoyo recibido por el Gobierno del país desde la década de los años 50. Este sector representa el 85% de la producción total de pescado en el país.
Incluso las aguas residuales se han convertido en objeto de deseo, agricultores, productores de pescado e industria se las disputan, a esto sumamos la disponibilidad de tierras, la industria se introduce en los alrededores de la ciudad, ya que son terrenos más baratos, por lo que invaden los humedales para establecer su actividad. Aunque se firmó un tratado intergubernamental para conservar y promover el uso sostenible de los humedales, han aparecido una serie de constricciones ilegales que restan espacio a estos productores. Existen muchos intereses en juego y por ello, la presión ejercida sobre la corporación municipal de Calcuta obligará a que se lleve a cabo una regulación.
El uso de aguas residuales en la acuicultura empezó en Alemania a finales del siglo XIX, en Calcuta se inició en la década de los años 30 del siglo XX, siendo esta última la que ha explotado al máximo este recurso. El desarrollo de este tipo de acuicultura es promovido por el Banco Mundial y por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, sobre todo en aquellos países en vías de desarrollo, siendo el uso de las aguas residuales una alternativa económica para el tratamiento de estas aguas y un modo de producir alimento de un modo mucho más económico.
El caso es que, según leemos aquí, Calcuta es un modelo de acuicultura urbana a seguir, varias ciudades de la India lo utilizan hasta el punto de que algunos productores de Calcuta se han convertido en consultores para aquellos representantes de gobiernos de otros países que buscan ser asesorados para poder establecer centros de producción de pescado similares al de la ciudad. Si este tipo de producción aumenta y se establece en otros países, no será extraño que en las próximas décadas este tipo de pescado se comercialice en los mercados de muchos países del mundo.