Un grupo de científicos del instituto de investigación SINTEF Ocean (Noruega), está trabajando en la producción de pepinos de mar en piscifactorías, considerando que se trata de un alimento que merece toda la atención por sus características nutricionales y sus propiedades antimicrobianas, antioxidantes, anticoagulantes, neuro protectoras, etc. De hecho, comentan que se considera un “superalimento” por su contenido en vitaminas, minerales, carotenoides, péptidos bioactivos, aminoácidos y glucósidos de triterpeno, entre otros componentes.
El pepino de mar, también conocido como cohombro, carajo de mar o espardeña, entre otros nombres, son una clase de filo equinodermos que están presentes en todo el mundo. Existen unas 1.400 especies diferentes, aunque la mayoría viven en aguas tropicales, se caracterizan por tener un cuerpo alargado cubierto de una piel coriácea (textura brillante y flexible) y es consumido principalmente en los países asiáticos, donde se secan para ser utilizados como ingredientes de sopas, salteados o en escabeche.
Los investigadores del SINTEF Ocean comentan que los pepinos de mar se conocen como un superalimento a nivel internacional, aunque lamentablemente, muchas especies están en peligro de extinción debido a la sobreexplotación, algo que ya destacábamos en el año 2009. Por este motivo consideran que producir pepinos de mar en piscifactorías se ha convertido en un tema que suscita gran interés, de ahí que estén trabajando en la producción de pepinos de mar en instalaciones de tierra.
Uno de los principales desafíos a los que se enfrentan los investigadores es la reproducción, ya que como los peces, las hembras de los pepinos de mar producen huevos que son fertilizados por espermatozoides, y cuando eclosionan, las larvas nadan libremente durante un corto espacio de tiempo antes de establecerse en el fondo oceánico. Los expertos comentan que es ese el desafío, lograr que se produzca el desove y tras la fertilización y la eclosión, conseguir identificar las formas más efectivas de alimentar las larvas.
Para conseguir el desove de los pepinos de mar, los expertos están probando diferentes técnicas de cultivo que se utilizan en Asia con otras especies, la idea es exponer a los pepinos a diferentes tensiones ambientales para conseguir que desoven. En el trabajo de campo se van a incluir pruebas de variación de parámetros físicos y químicos como, por ejemplo, la temperatura, la luz, el flujo y calidad del agua, etc., se espera obtener la combinación perfecta que permita el desove con éxito. Un aspecto que destacan los expertos es la gran cantidad de óvulos y espermatozoides de calidad que contiene la especie, por lo que no es necesario un alto nivel de desove para obtener un buen nivel de producción.
Los investigadores confían en obtener éxito a la hora de desarrollar un método para alimentar a las larvas con la suficiente rapidez, optimizando el proceso de modo que se alcance un nivel adecuado de supervivencia y tamaño que permita su explotación comercial. Se cree que si todo sale según lo esperado, en un sistema terrestre controlado se podrán desarrollar con más rapidez que en la naturaleza, donde los animales pueden llegar a crecer y alcanzar unos 50 centímetros de tamaño.
Los expertos aseguran que los pepinos de mar producidos en piscifactoría tienen muchas posibilidades y un gran potencial, pueden ser explotados como alimento y también como ingrediente funcional en alimentos, suplementos y medicamentos. Podéis conocer todos los detalles de la investigación a través de este artículo publicado en SINTEF Ocean.
Foto 2 | Gonzalo Arias García