Es normal que hablemos habitualmente del aceite de oliva, es el que más consumimos, tanto para cocinar como para aderezar en crudo. Especialmente hablamos del aceite de oliva virgen extra, aunque hay muchos detractores del uso del mejor aceite de oliva para cocinar, en parte por su sabor, por otro lado porque dicen que pierde cualidades con las temperaturas elevadas… como todos ¿no?. Podremos reflexionar sobre ello en otra ocasión, ahora queremos hablar sobre otros aceites que utilizamos ocasionalmente para cocinar o para aderezar nuestros platos.
El aceite de girasol es el siguiente más utilizado en nuestro cultura, su sabor es mucho más suave, pero tampoco es de este aceite del que queremos hablar (suele tener rotación), sino de los aceites de semillas y frutos secos que utilizamos habitualmente en recetas orientales y en recetas de nuestra creación. Hemos hablado de algunos de estos productos obtenidos de semillas y frutos oleaginosos, como el aceite de sésamo, el aceite de semillas de uva, el aceite de cacahuete, el aceite de nuez, el aceite de almendras…
Son productos que utilizamos ocasionalmente, son aceites vegetales caros y que suelen utilizarse en pequeñas cantidades, por lo tanto, son aceites que suelen durar varios meses. Es por ello que queremos destacar un acto de gran importancia, un sencillo consejo que puede salvar vuestra comida, y es probar el aceite antes de cocinar.
Para algunos puede resultar obvio, pero a otros se les puede pasar simplemente por no caer en la cuenta de que el aceite es muy susceptible de ponerse rancio y por no tener muy controlado el tiempo que las botellas de aceites de uso ocasional llevan en la despensa. También hay otro detalle que se escapa de nuestras manos, y es saber el tiempo que el aceite vegetal lleva elaborado, el que ha pasado en la estantería de la tienda…
Seguramente a todos nos ha pasado en alguna ocasión con los frutos secos, compramos una bolsa, la fecha de caducidad aún está lejos, pero al abrirla despide ese desagradable olor a rancio… afortunadamente con el aceite no nos ha pasado, pero puede suceder igual que con los frutos secos.
Es más, cabe la posibilidad de que el aceite vegetal no desprenda el olor a rancio pero que sí se haya echado a perder y el defecto esté sólo en su sabor. Por eso, siempre es recomendable probar los aceites vegetales antes de utilizarlos en la cocina, no tenemos nada que perder, pero sí podemos tener mucho que ganar, pues en caso de que el aceite esté malo evitamos estropear una comida.
No estará de más recordar cómo conservar el aceite de oliva, estos consejos son también válidos para prolongar la conservación de otros aceites vegetales. En primer lugar debemos tener en cuenta dónde lo compramos, que sea un comercio con bastante rotación. Lo ideal es elegir el que esté envasado en botella de cristal, que se cierre adecuadamente para protegerlo del aire, no exponerlo a la luz directa y guardarlo en un armario, donde hay oscuridad, alejado del calor y de la humedad. Conviene conservarlo a temperatura ambiente, aunque a veces también se recomienda guardarlo en el frigorífico.
Aún siguiendo los consejos para conservar el aceite, conviene probarlo antes de utilizarlo. Y esta recomendación se puede ampliar a muchos otros ingredientes, tanto de uso habitual como ocasional.