El pasado mes de diciembre la Comisión Europea presentaba el informe sobre las grasas trans en los alimentos, la presentación de dicho informe se había retrasado durante un año, y durante ese tiempo la CE estuvo recibiendo reclamaciones de distintos organismos para que lo presentara de una vez. Como ya explicamos en su momento, la reformulación voluntaria de los fabricantes de alimentos ha sido puesta en marcha en varios países europeos, limitando el contenido de ácidos grasos trans en los alimentos en un máximo de 2 gramos por cada 100 gramos de grasa, pero esta no ha sido una regla adoptada a nivel general, en algunos países como Eslovenia, Polonia, Bulgaria, Suecia o Croacia se han encontrado alimentos con un elevado contenido de estas grasas perjudiciales.
Muchas empresas alimentarias han reducido voluntariamente el contenido de grasas trans, especialmente empresas occidentales, en cambio las empresas de Europa del Este no han realizado las reducciones voluntarias, algo que se reflejaba en el informe de la Comisión Europea. Pues bien, en países como Portugal, donde están presentes las empresas del bloque occidental, existe una gran preocupación por los elevados niveles de grasas trans en los alimentos portugueses, al menos así se desprende del estudio realizado por expertos de la Universidad de Oporto.
Según la investigación realizada, se han identificado muestras de pasteles tradicionales que contenían hasta un 30’2% de grasas trans en el contenido total de grasa, poniéndose al mismo nivel que algunos países europeos del Este. La finalidad de este estudio era elaborar un informe para sustituir el hasta entonces vigente, con información obsoleta sobre el contenido de grasas trans en los alimentos portugueses, además de poder realizar una evaluación más precisa sobre la exposición de la población a las grasas trans. En este estudio se recopilaron 268 muestras de alimentos que habitualmente se encuentran en los supermercados, pero también de alimentos que se comercializan por parte de pequeños productores locales en diferentes áreas geográficas del país, sobre todo pastelería tradicional.
Las muestras fueron categorizadas según el tipo, cereales para el desayuno, mantequilla, galletas, comida rápida, postres y sopas instantáneas, margarinas, patatas chips, palomitas de maíz, etc. Sobre la mantequilla hay que decir que los expertos la incluyeron como alimento comparativo, ya que de forma natural contiene grasas trans. Tras el análisis se constató que el contenido de este tipo de grasas varió entre un 0’06% y un 30’2% dependiendo del producto, los valores más elevados fueron para las galletas, le siguieron los productos de pastelería y otras 50 muestras de distintos productos cuyo valor superaba el 2% recomendado.
Los investigadores explican que pastelería y galletas son las dos categorías de alimentos que más preocupan, destacando que la pastelería no industrial tiene un mayor contenido de estas grasas superando el 2% en comparación con la pastelería industrial. Por otro lado, las galletas arrojan unos valores aún más elevados superando con creces el 2% marcado por la regulación voluntaria, recordemos que la CE recomendaba en su informe la armonización mediante una legislación de las grasas trans en toda la Unión Europea, considerando que es necesario que los alimentos sean más saludables y que el consumidor no tiene la necesidad de realizar distinciones de los productos por la variación de contenido de ácido graso trans, sin embargo, la Comisión Europea no ha especificado cuál es el límite máximo permitido.
El elevado contenido de grasas trans en los alimentos portugueses y especialmente en galletas y pastelería de pequeños productores, sumado a unos precios competitivos y una alta disponibilidad de estos alimentos, provocan un consumo elevado que requiere la aplicación de medidas para que se sustituyan las grasas que se utilizan por otras más saludables, tal y como ha realizado el segmento de la pastelería industrial. Recordemos que existe una gran cantidad de información científica que muestra los efectos negativos que tiene para la salud la ingesta de este tipo de grasas, consumir 5 gramos al día se asocia al incremento de un 23% del riesgo de sufrir una enfermedad cardíaca, además de sufrir diferentes enfermedades cardiovasculares.
Los investigadores explican que los habitantes del país están expuestos a un mayor riesgo de sufrir enfermedades coronarias, diabetes, cáncer, enfermedades cardiovasculares, etc., por ello es necesario legislar sobre el tema, sobre todo sabiendo que la CE todavía no ha puesto en marcha una reglamentación tras el informe ofrecido. Quizá Portugal sea otro de los que se sumen a países como Letonia, Hungría, Austria, Dinamarca, que de forma independiente han legislado sobre este tema. Podéis conocer más detalles sobre la investigación a través de este artículo publicado en la revista científica Food Control.
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