Desconocíamos este apelativo, preciclar, pero aún así, lo llevábamos a cabo y cada vez lo haremos con mayor hincapié. Preciclar es pensar antes de comprar para evitar los residuos superfluos, está claro que, de momento, no podemos abastecer nuestras necesidades sin crear un mínimo de residuos, pero lo que ponen a nuestro alcance es demasiado.
Una gran cantidad de envases y embalajes adornan las estanterías de los supermercados escondiendo los alimentos en su interior, la mayoría de estos envases están fabricados con plásticos y para hacer estos plásticos se utilizan productos químicos, algunos de ellos altamente tóxicos. Esas bandejitas de corcho que además ahora se ven de distintos colores, son de espuma de poliestireno expandido (pórex), se fabrica con benceno, componente conocido por ser cancerígeno, además en su elaboración se inyectan gases que dañan la capa de ozono.
Nuestra cesta de la compra, si no lo controlamos, puede estar más cargada de residuos que de alimentos. Si quieres lo puedes comprobar, la carne envasada en bandejitas cubiertas con un plástico, lo mismo con verduras y frutas, el embutido también tiene sus envases de plástico, en algunos supermercados incluso cuando lo compras a granel y muchos piensan: “¡qué lujo de supermercado!” y lo que están haciendo es generar más residuos… la lista de residuos superfluos es innumerable y el cambio está en nuestras manos, preciclar.
El planeta no está como para no prestarle atención, y ya sabemos que con el sistema productivo no podemos contar, aunque se echan flores porque practican el reciclado, no hacen nada por generar menos residuos y productos tóxicos, y no olvidemos que el reciclado también actúa en contra del medio ambiente (en parte), pues la energía que se precisa para ello proviene de fuentes fósiles que producen más residuos y también contaminan, es como el pez que se muerde la cola, mucho gasto energético, económico y contaminación.
Siempre que compramos un producto estamos dando nuestro beneplácito a un productor y actuando sobre el medio ambiente. Podemos optar por comprar de modo inteligente, pensando en el futuro para favorecerlo, y eso depende en gran parte de los productos con que llenemos la cesta de la compra.
Los consumidores tenemos el poder y no actuamos, si no compramos la fruta envasada, dejarán de presentarla así, pero no sólo son los residuos que podemos palpar, también la importación de los alimentos nos perjudica mucho más, aunque tengan el precio más bajo, a la larga sale caro. Es enorme la cantidad de CO2 que se genera por el transporte de unas bananas de Costa Rica a nuestro país, o los kiwis de Nueva Zelanda, o los tomates de Sudáfrica, etc.
Siempre será mejor adquirir los productos locales para cuidar el medio ambiente, aunque somos conscientes de que no siempre es posible, como ejemplo os contamos que, residiendo en la Comunidad Valenciana, en un hipermercado de nuestra localidad no encontramos naranjas de la tierra, de las cuatro variedades que había, ninguna era naranja valenciana, sino de Argentina, de Sudáfrica y no recordamos de donde más, pero naturalmente, se quedaron en las cajas del hipermercado.
Algunas buenas ideas para reducir los residuos son comprar productos a granel en lugar de envasados, comprar envases retornables cuando sea posible y cuando no, que sean los formatos grandes para generar menos residuos. Mucho mejor si adquirimos productos amigos del medio ambiente, libres de contaminantes y que cuando sea posible, que sean de la zona.
Preciclar es mucho más económico y ecológico que reciclar, así que si tienes visión de futuro, primero precicla, después recicla y finalmente reutiliza.