El anuncio del otoño nos ha despertado la apetencia (si es que en algún momento se duerme) de elaborar un plato con setas, y pensando en un plato ligero, muy sabroso y nutritivo hemos elaborado el Pollo con salsa de setas, jengibre y ajo, una combinación que nos encanta, que preparamos de distintas formas y de tan dispares como la Pizza de pollo, setas y pasta de jengibre y ajo.
La receta de Pollo con salsa es muy sencilla de hacer, pero realmente hace que el paladar se altere, activa todas las papilas para saborear la tierra, emana el frescor que ésta desprende tras un día de lluvia. Aunque este es un plato que se puede elaborar en cualquier estación del año con las setas de temporada, no dejéis de probarla.
Ingredientes (4 comensales)
- 4 pechugas de pollo
- 15 gramos de setas secas (boletus, trompetas de la muerte…)
- 220 gramos de agua
- 180 gramos de leche
- 1’5 c/p colmada de Maizena
- 5 dientes de ajo
- 15 gamos de raíz de jengibre fresca
- una ramita de romero fresco
- pimienta negra recién molida
- aceite de oliva virgen extra
- sal.
Elaboración
En primer lugar rehidrata las setas poniéndolas en un bol con el agua tibia, déjalas hasta que estén tiernas. Hoy hemos aprovechado las diferentes setas secas que teníamos, ya sabemos que quedan trocitos más pequeños en el fondo del tarro, aunque también puedes utilizar setas enteras y hacerlas así o picarlas una vez estén rehidratadas.
Pela los dientes de ajo y reserva dos para cuando hagas el pollo. Pela el jengibre y rállalo junto a tres dientes de ajo (o sustituye esta preparación por dos cucharadas (postre) de pasta de jengibre y ajo). Pon una sartén a fuego medio con un poco de aceite de oliva y cuando esté caliente añade el jengibre con el ajo, deja que se haga lentamente para que no se queme y cuando empiece a tomar color incorpora las setas con el agua en la que se han hidratado y que pronunciarán su sabor, y también el romero.
Lleva a ebullición y reduce a fuego lento. Disuelve la Maizena en la leche, y cuando el caldo de las setas haya reducido algo más de la mitad, incorpora esta mezcla, salpimenta al gusto y sube el fuego para que rompa a hervir, a continuación reduce la temperatura del fuego, moviendo de vez en cuando sigue cocinando la salsa hasta que esté espesa.
Mientras la salsa de setas se va preparando, pon otra sartén amplia al fuego con un poco de aceite de oliva virgen extra y haz las pechugas de pollo, primero a fuego fuerte para dorar la superficie y después reduce el fuego para que se hagan hasta el interior, salpimenta al gusto. Cuando estés a punto de retirar las pechugas de pollo del fuego, incorpora los ajos reservados finamente laminados.
Emplatado
Corta las pechugas de pollo en rodajas sobre una tabla de cocina, emplátalas formando medio círculo y nápalas con la salsa de setas, jengibre y ajo. Sirve enseguida sin olvidarte de un buen pan, y ¡buen provecho!.
6 comentarios
Tiene una pinta realmente estupenda.
Gracias por esta receta ! La haré muy pronto, pero creo que con una pequeña variante. Lo que haré es, en el momento de poner un poco de agua en la mezcla de setas, ajo y jenjibre, poner tambien el pollo y hacer un chup-chup. Así el pollo cogerá todos los sabores. Después, sacaré los trozos de pollo y ligaré la salsa.
Saludos a todos.
Me encanta esta receta… Me chiflan las setas y suelo salir a por ellas al campo, así que contar con esta estupenda receta me va a ayudar muchísimo a hacer mis platos.
Un besote
La receta es fabulosa, y lo digo con conocimiento de causa..porque ya la he probado, fantástica!! increible..totalmente recomendable…
Muchas gracias Marhya!!
Perfecta opción Françoise 😉
Laube, esta receta será superior con las setas recién recolectadas por ti, esperamos que puedas elaborar este pollo muchas veces este otoño!!
Muchas gracias Nuria, nos alegra muchísimo que te haya gustado!!
Saludos
Fue impresionante, la verdad. Creo que la balanza a «ojímetro» que tengo pesó un poco de más con todos los ingredientes, así que la salsa quedó con un carácter de padre y señor nuestro, pero estuvo estupendo.
La única contra es que ya teníamos carne preparada, que también tenía su carácter, así que compitieron un poco los sabores, pero ya aprendí para la próxima.
Lo que sí descubrí es que si se acompaña la comida con un poco de té verde, se disfruta mucho más. El té como que limpia/descongestiona las papilas, así que después de cada sorbo es como si se probara el plato por primera vez, con esa intensa explosión de sabores terrosos.
Me pregunto cómo quedará acompañando alguna pasta seca bien al dente. Quizás unos penne rigatti, o unos mostaccioli. La salsa bien que merece un papel protagónico.