El año pasado podíamos saber que Canadá aprobaba la venta de salmón transgénico de AquaBounty Technologies en el país, la agencia de salud canadiense comunicaba que tras una revisión exhaustiva se constataba que el salmón modificado genéticamente no suponía ningún riesgo para la seguridad alimentaria. A esto hay que sumar que se acordó proceder a su comercialización sin necesidad de identificarlo en las etiquetas alimentarias, considerando que no era necesario porque no se habían detectado problemas para la salud y la seguridad del consumidor.
Por otro lado, a principios de este año, en una votación plenaria celebrada en Estrasburgo se ratificó a nivel europeo la aprobación del tratado de libre comercio CETA (Acuerdo Integral de Economía y Comercio entre Europa y Canadá), acuerdo que está en proceso de ser ratificado en los parlamentos de los Estados miembros de la UE (España ya lo ha hecho). Curiosamente el tratado ha entrado en vigor de forma provisional antes de que todos los países europeos lo aprueben, algo que no ha gustado a los países que todavía no lo han aprobado. Pues bien, tras conocer los dos hechos señalados, se puede plantear la siguiente pregunta, ¿podría introducirse el salmón transgénico canadiense en Europa? Aunque sería de forma fraudulenta, parece ser que sí.
Como comentábamos el pasado mes de agosto, en el año 2016 AquaBounty Technologies produjo y comercializó cinco toneladas de salmón transgénico para los mercados de Canadá y Estados Unidos, evidentemente los consumidores no pudieron identificarlo por falta de etiquetado. Por otro lado, aunque se han dado cifras de ventas, se desconoce qué supermercados, intermediarios, etc, están comercializando este producto. La empresa biotecnológica espera aumentar este año de forma significativa la producción y venta del salmón y quizá Europa sea una puerta de entrada en los próximos meses.
Existen dos riesgos principales, el primero es el fraude, podría producirse la entrada de salmón transgénico en Europa, a pesar de que esté prohibida su introducción. El acuerdo CETA contempla una reducción en los aranceles del salmón del 15% al 0%, indudablemente se incrementan las posibilidades de que se exporte salmón canadiense a la Unión Europea, producto que no está etiquetado y que obviamente podría ser salmón modificado genéticamente. Controlar esto en las fronteras es complicado, por lo que se incrementa el riesgo de fraude y de que la población consuma un salmón que según la legislación comunitaria, tiene prohibida su importación.
El segundo riesgo es la posibilidad de que se produzcan cambios en la reglamentación europea. Como sabemos, uno de los principales objetivos del tratado es eliminar o minimizar en la medida de lo posible las diferencias existentes entre los estándares de seguridad entre Canadá y la UE ya que se consideran barreras comerciales. Al respecto merece la pena retomar la lectura de este informe elaborado por The Council of Canadians (Consejo de los Canadienses) sobre los riesgos del CETA para la seguridad alimentaria europea.
Canadá es uno de los principales productores de alimentos transgénicos del mundo, durante varios años ha sido objeto de debate el principio de precaución aplicado en la Unión Europea y las normas sobre la autorización de alimentos modificados genéticamente, dos cuestiones que no pueden alcanzar consenso. De hecho, Canadá denunció la situación a la Organización Mundial del Comercio (OMC), logrando en el año 2009 que se acordase un mecanismo de diálogo sobre este tema, algo que aparece en el Artículo 25.2 del tratado CETA sobre cuestiones de acceso al mercado de la biotecnología.
Ante este panorama, da la impresión de que en un futuro a corto o medio plazo, se puede pensar que se introducirán diferentes alimentos modificados genéticamente en el mercado europeo, para organizaciones como Foodwatch Francia, el tratado supone riesgo e incertidumbre. Teniendo en cuenta que según el acuerdo las corporaciones tienen derecho a demandar a los Gobiernos por interferir o afectar a sus ganancias, parece evidente que se podrían producir cambios en la reglamentación comunitaria de los alimentos biotecnológicos. En principio, si no se dejan comercializar libremente los productos considerados poco saludables por estar elaborados o producidos en Canadá y no cumplir con la legislación comunitaria, se corre el riesgo de tener que enfrentarse a las mencionadas demandas.
Volviendo a la pregunta, ¿podría introducirse el salmón transgénico en Europa?, parece que todos los datos apuntan que sí, y quizá a priori se introduzca de forma fraudulenta gracias a que no estará identificado como producto transgénico, algo que seguramente beneficiará a empresas como AquaBounty Technologies.
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