Tras los últimos acontecimientos en torno a los alimentos modificados genéticamente, se puede creer que existe un plan para forzar la introducción de alimentos transgénicos en Europa, y no nos referimos al plan secreto europeo para potenciar el cultivo de transgénicos del que hablábamos a finales de 2008 y en el que al parecer, estaban implicados numerosos líderes políticos, incluido el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso.
Hace apenas cuatro días nos hacíamos eco del cultivo de patatas transgénicas en Suecia, patatas que no contaban con la aprobación de la Unión Europea, recordemos que también hace unos días BASF (Badische Anilin und Soda Fabrik) solicitaba a la Unión Europea la aprobación de la patata transgénica Amadea. Curiosamente aparece en los campos de cultivo de Suecia esta variedad de patatas, la UE ha pedido explicaciones y por el momento sólo ha recibido una, ha sido un «error humano” algo difícil de creer. Empezamos a tirar del hilo de las contaminaciones de transgénicos y las posibilidades de que exista un plan de introducción de alimentos transgénicos en Europa se incrementan.
Meses atrás en Alemania ocurría algo parecido, aunque en este caso se trataba de maíz transgénico, como sabemos Alemania prohibió el cultivo de maíz transgénico Mon 810, sin embargo y tras la prohibición, se detectaron campos de cultivo con el maíz prohibido y se procedió a su destrucción. No hay dos sin tres, ahora acabamos de conocer una noticia sobre el maíz transgénico NK 603 desarrollado por Pioneer en Irlanda y que no cuenta con la aprobación de la UE. Se ha detectado esta variedad de maíz en unos ensayos que se realizaban con otra variedad convencional propiedad de Pioneer, es decir, estaba contaminada con el NK 603.
Como ya explicamos en el post del maíz transgénico NK 603, se trata de una variedad que contiene una enzima denominada EPSPS (CP4 EPSPS) obtenida de la bacteria agrobacterium, bacteria capaz de causar tumores en las plantas por su capacidad de transferir su ADN a las células vegetales. Ahora sería interesante retomar la lectura del post Los alimentos transgénicos pueden provocar infertilidad, en su lectura podíamos saber que los científicos de la Universidad de Viena realizaron un estudio con una variedad híbrida de maíz NK 603 x MON 810, en las conclusiones obtenidas mostraron que el maíz provocaba infertilidad.
Volviendo al tema, Pioneer proporcionó en su momento los análisis correspondientes que certificaban que el maíz sujeto a estudio no era transgénico, era una variedad convencional que aunque en Ecoticias identifican como PR39Y83, nosotros no hemos encontrado información al respecto. El Departamento de Agricultura de la República de Irlanda realizó los test y pruebas correspondientes y encontró que el supuesto maíz convencional contenía una contaminación de maíz transgénico NK 603 de un 3 por mil, es decir 300 plantas por cada hectárea cultivada. Siendo tan meticulosa la metodología biotecnológica, vanagloriándose de ello empresas como BASF, Monsanto o Pioneer de la extrema seguridad que se aplica en sus investigaciones, ¿cómo es posible que se produzca una continua contaminación transgénica de variedades no autorizadas?
Al final podemos pensar que en breve el maíz transgénico en toda Europa será una realidad dadas las continuas contaminaciones, recordemos que a finales del año pasado la Comisión Europea advertía que Europa necesitaba más transgénicos, lo que nos lleva a pensar en una complicidad sobre este tipo de hechos.
Como ya hemos mencionado en otras ocasiones, las contaminaciones transgénicas que se han sucedido últimamente parecen seguir la línea del arroz transgénico LL62, un arroz no aprobado y que estaba en proceso de investigación, pero que se detectó en varias zonas estadounidenses y otros lugares del mundo, al final Estados Unidos no tuvo más remedio que aprobarlo, la excusa de Bayer fue que la contaminación se produjo por causa mayor, la empresa logró su propósito.
En fin, quizá no sea una estrategia para introducir alimentos transgénicos y en realidad lo que se pone al descubierto es la falta de seguridad de la que presumen estas empresas biotecnológicas, cada lector podrá sacar sus propias conclusiones.
Foto | Alessandra Cimatti