No le va grande el nombre de ‘reina de las cerezas’ a la Picota del Jerte, uno de los productos alimenticios que goza de sello de calidad superior desde 1996, una fruta con Denominación de Origen Protegida que en estas fechas podemos encontrar en nuestras fruterías. Seguramente todos conocéis las picotas y las cerezas del Jerte, fruta que se produce en el valle que porta el mismo nombre, el Valle del Jerte, situado en el norte de Extremadura.
Son seis las empresas certificadas para producir y portar el sello de calidad superior Denominación de Origen Protegida Cereza del Jerte, caracterizadas, entre otras cosas, por continuar cultivando las cerezas de forma artesanal, en bancales labrados en las altas montañas del Valle del Jerte, donde, según cuentan, disponen de un microclima privilegiado. Su cosecha también es artesanal, se realiza una selección manual en el mismo campo de cultivo, donde se introducen en cestas de castaño, como manda la tradición.
No obstante, la producción de Picota del Jerte llega a diversos países, de hecho, el 70% de la producción de Picotas se exporta, principalmente a los mercados de Alemania y Reino Unido. Pero nosotros podemos aprovechar que es un producto nacional y de proximidad para disfrutar de sus características y cualidades nutricionales y organolépticas, en resumen, son unas cerezas con un color rojo más intenso, son más carnosas y crujen en la boca, son más pequeñas y también más dulces. Pero, ¿por qué no tienen rabito?, ¿por qué se llaman Picotas?
La Picota del Jerte es una variedad de cereza originaria del Valle del Jerte, donde se cultiva desde el siglo XVII. Hay cuatro variedades de cereza certificadas con la D.O.P., estas son: Pico Colorado, Pico Negro, Pico Limón Negro y Ambrunés, siendo esta última la más apreciada porque es la más dulce, ya que es la que más tiempo madura en el árbol al sol. Recordemos que la cereza es una fruta no climatérica, es decir, que una vez recolectada no continúa madurando.
Las Picotas se recolectan cuando han alcanzado el punto de madurez y se desprenden del rabito, que queda prendido del árbol, y el agujerito se sella preservando sus jugos y su calidad durante bastante tiempo. Seguramente habéis visto en alguna ocasión otras cerezas sin rabito en el mercado, pero no son Picotas, y por el orificio pierden sus jugos, además se estropean muy pronto.
Para reconocer las Picotas del Jerte hay que fijarse en lo que os hemos comentado, que no tengan rabito y que su vacío esté sellado, que tengan el característico rojo picota que tanto se utiliza en el mundo del vino, que estén brillantes y tersas, que tengan un calibre de unos 22-26 milímetros, y en boca, que crujan y que endulcen el paladar. También es fácil reconocerlas por el sello de calidad de la D.O.P Cereza del Jerte con el que se identifican las cajas en las que se presentan.
Desde Gastronomía y Cía podemos mostraros cómo reconocer las Picotas del Jerte en las fruterías, aunque también os interesará saber que se pueden comprar online si no llegan a vuestra tienda habitual y no os queréis perder este delicioso producto de temporada. Para ello, os dejamos con un vídeo que esperamos que os guste.
A todo esto, no os hemos hablado sobre las propiedades nutricionales de las picotas y cerezas, pero seguro que sabéis que, como fruta, son un alimento saludable y nutritivo, bajo en calorías (unas 58 kcal. Por cada 100 gramos), ricas en agua (aproximadamente un 83%) y con un buen aporte de fibra. Las cerezas se consideran un alimento con efectos antioxidantes por ser rico en flavonoides, en vitaminas A, C y algunas del grupo B, y también contienen minerales como el potasio, el calcio, el hierro, el fósforo y el magnesio, entre otros.
Otra cosa positiva de esta fruta, es que es como una golosina para los niños, así que hay que aprovechar que les gusta y promulgar con el ejemplo tomándola en el desayuno, como postre, en la merienda o elaborando recetas, tanto dulces como saladas. En Gastronomía y Cía no os faltarán ideas para disfrutar de las Picotas en creaciones culinarias tradicionales y creativas.