Physalis, alquequenje, tomatillo, corazoncillo, capulina, aguaymanto, uchuva o farolillo chino entre otros, son algunos de los nombres que recibe el fruto que ilustra este post y que cuenta con más de cien especies, de las que algunas son comestibles y otras no, sólo se utilizan para decoración.
El Physalis o tomatillo pertenece a la familia de las Solanáceas, una planta perenne d un metro de altura aproximadamente y con un origen dudoso, la variedad Physalis peruviana se liga a Colombia, la Physalis alkekenji a Japón, la Physalis pubescens a los Andes peruanos y ecuatorianos…
La cuestión es que actualmente el alquequenje se cultiva en diversos países cálidos, entre ellos España, concretamente en Huelva y otras zonas con las mismas características climatológicas. Esta pequeña fruta que se presenta envuelta en sus hojas, varía del color anaranjado al rojo, según la variedad y la maduración.
Ofrece un sabor ligeramente ácido y dulce, muy suave y agradable al paladar, resultando muy versátil en la cocina, sea en crudo o cocinado, para acompañar platos dulces o salados. Es recomendable probar los alquequenjes, porque además de dar un toque decorativo muy llamativo, nos regala vitaminas, destaca la provitamina A o beta-caroteno, la vitamina C y algunas del grupo B.
También contiene una pequeña cantidad de taninos, que son los que otorgan esa astringencia en el paladar, además de minerales entre los que destaca el hierro. Además le otorgan un poder antirreumático, diurético y laxante.
Aunque su floración es en primavera-verano, lo podemos encontrar en el mercado todo el año, generalmente en pequeñas cestitas.
Si tienes alguna receta en la que interviene el Physalis, nos encantará que la compartas con nosotros, acompañada de una fotografía la publicaremos en la sección del blog Hoy Cocinas Tú.