Manuel de Haro Ramón
Sumiller de El Club del Gourmet de E.C.I de Castellón
En el mundo de los vinos tintos es demasiado habitual encontrar personas que se consideran expertas o entendidas y que en realidad no son más que meros aficionados, o ni tan siquiera eso, porque toda la sabiduría que ellos mismos se atribuyen, se limita en la mayoría de casos a creer que sólo existen tres variedades de uva “buenas”: tempranillo, cabernet y merlot, y que siempre es mas bueno un vino viejo que uno joven (el típico y equivocado: “el tinto cuantos mas años mejor”).
Esta es la razón por la que se oyen barbaridades como: “Tengo en casa un crianza del 79 que lo abriré en una ocasión especial”. Y suele ir acompañado de: “Cuando se case mi hija”. A este experto habría que decirle que si no quiere arruinar la boda de su hija, más vale que mantenga su criancita del 79 en el bonito botellero que seguramente tiene ubicado junto a la chimenea de su casa o en el garaje con los coches.
Normalmente, las personas que responden a este perfil están encasilladas, es decir, se aferran, identifican y defienden el vino que les gusta, una D.O, una variedad, marca o incluso ahora también al enólogo de moda, como si de un equipo de fútbol se tratase. Los oyes decir orgullosos y convencidos: “Es que yo soy de Riojas”, “es que yo soy de Cabernet” o “a mí sólo me gusta el Riberita”.
Y ya no quieren oír hablar de nada más, incluso te interrumpen o desprecian cualquier otro comentario o consejo que quieras hacerles.
Y es que en España no sólo se hace buen vino en Rioja o Ribera del Duero, existen otras muchas D.O no tan conocidas o menos aceptadas, bien sea por desconocimiento o por mala fama de un pasado dedicado a la producción de graneles de muy baja calidad.
A todas estas personas yo les recomendaría que se dejen asesorar por los profesionales y se atrevan a descubrir el vino, que no se queden en lo cómodo de: “yo voy a lo seguro”, por que lo único seguro de ir a lo seguro, es que nunca aprenderán ni experimentarán nuevos sabores, nuevas sensaciones, aromas hasta ahora desconocidos, texturas diferentes y un largo etcétera de nuevas experiencias que, no todas ellas serán de su agrado, pero así sabrá y podrá conocer por él mismo qué le gusta y qué no le gusta, y no por lo que le hayan podido contar.
Hoy en día se están haciendo grandes vinos en zonas como las ya bastante reconocidas: Toro, Priorat, Somontano o Navarra, y otras no tan reconocidas todavía como: Bierzo, Madrid, La Mancha, Jumilla, Alicante, Utiel-Requena, Valencia y otras muchas que me dejo en el tintero.
Respecto a las variedades, además de las archiconocidas Cabernet Sauvignon, Merlot, Tempranillo (tinta de toro, tinta del país, tinto fino, ull de llebre) y Syrah, podemos encontrar maravillosos caldos elaborados en España con: Mencía, Monastrell, Petit Verdot, Graciano, Garnacha, Pietro Picudo, Pinot Noir, Bobal, Manto negro…
¿No sería fantástico poder probar y descubrir vinos de todas estas zonas y variedades y así enriquecer nuestra cultura vinícola y personal?
No nos pongamos limitaciones a la hora de aprender, descubrir, conocer y experimentar, aprendamos a ir nosotros mismos por la vida y que no nos arrastren los demás, porque lo único que conseguiremos de esta manera es pasar por ella con una venda en los ojos.
Con este texto, no pretendo ofender a nadie ni mucho menos, he empleado ejemplos extremos para darle un toque de humor.
Manuel de Haro Ramón
Sumiller de El Club del Gourmet de E.C.I de Castellón
Que en tus mejores momentos siempre este presente un buen vino.