Seguramente muchos lectores deducirán que no resulta lógico pensar en comida para reducir el apetito, y menos con hambre o si se estuviera sometido a un régimen o dieta. ¿Puede la imaginación alterar la necesidad fisiológica de comer?, para un grupo de investigadores de la Universidad Carnegie Mellon (CMU (Estados Unidos)) es una solución, hay que imaginarse todo tipo de alimentos apetecibles.
¿Nos encontramos ante una nueva forma de hacer dieta? ,¿pensar en comida para reducir el apetito? Hasta ahora la convicción era otra, si pensamos en comidas apetitosas nos apetecen más, si un goloso se imagina un delicioso bombón de chocolate, aparece el deseo de comerlo y disfrutarlo en la realidad, al menos así lo han sostenido muchos investigadores que aseguran que se desencadenan los mismos procesos neuronales que cuando percibimos el aroma de un delicioso plato o bocado.
Los investigadores de la mencionada universidad indican que esa convicción es errónea, reprimir pensamientos asociados a la comida conlleva a desearla más, por el contrario, si se pone en escena (imaginación y pensamiento) una comida apetitosa con todo lujo de detalles, el apetito se reduce. Parece una gran contradicción pero los expertos así lo concluyen tras el estudio realizado.
En la investigación se formaron dos grupos de personas (51 estudiantes universitarios) y todos debían imaginar una acción concreta, un primer grupo debía imaginar que insertaba 30 monedas en una máquina de lavandería industrial y disfrutaba del sabor de 3 M&M’s, el segundo grupo debía imaginar que insertaba únicamente tres monedas en la máquina y mientras, disfrutaba del sabor de 30 M&M’s. En ambos casos, los voluntarios debían realizar 33 movimientos repetitivos, introduciendo las monedas en la máquina o llevándose los dulces uno a uno a la boca.
Según leemos en ABC News, una vez realizada esta primera parte de la prueba, a los universitarios se les dio un bol lleno de M&M’s, el propósito era determinar la ingesta que cada grupo realizaba en relación a lo que habían imaginado. Los resultados mostraron que aquellas personas que estuvieron imaginándose que comían 30 M&M’s, en la realidad comieron menos, 2,2 gramos, mientras que el grupo que solo imaginó disfrutar de tres M&M’s comieron en la realidad 4,2 gramos, es decir casi el doble. Parece que se pretende demostrar que la imaginación puede ser capaz de sustituir al deseo y la experiencia real en cierto grado.
Se han realizado más experimentos de este tipo pero utilizando alimentos con queso y los resultados, según explica Carey Morewedge (responsable del estudio), han sido similares. El experto psicólogo indica que irónicamente en las dietas se insta a evitar pensar en determinados alimentos, algo que según dice, no funciona. Por ello se van a realizar nuevos estudios para determinar el potencial del consumo de alimentos imaginarios y cómo esto podría ayudar a las personas a controlar su apetito.
A través de la página web de la CMU puedes conocer más detalles sobre la investigación que ha sido publicada en la revista científica Science. ¿Qué opináis al respecto?
Foto | FlyNuttAA