Debemos reconocer que hasta hace bien poco, hemos trabajado escasamente con la casquería, hace algún tiempo ya dijimos que pondríamos remedio y paso a paso lo vamos haciendo, y cada vez más satisfechos, sobre todo con resultados como el que nos ha ofrecido el Paté de hígado de cordero.
Descubrimientos como este Paté de hígado de cordero ayudan a dejar en los lineales de los supermercados los patés comerciales, pues en primer lugar no sabemos con seguridad qué es lo que llevan, y en segundo lugar porque podemos hacernos patés deliciosos aromatizándolos con lo que más nos guste, haciéndolos más suaves para untar sobre unas tostadas o con un sabor más intenso si van a formar parte de una salsa, una farsa u otra elaboración.
Con este Paté de hígado de cordero dimos un buen punto de sabor a los Garbanzos con fondo de cordero, pero hoy hemos hecho unos Canelones de cordero que no dudamos ni un momento en convertirlos en los Canelones que serviremos esta Navidad.
Ingredientes
- 1 hígado de cordero
- 20 gramos de almendras
- 20 gramos de avellanas
- 2 cucharones (de los de servir la sopa) de fondo de cordero (si no tuvieras, puedes utilizar otro caldo de carne)
- 3 dientes de ajo
- tomillo
- pimentón
- ½ vaso de vino blanco
- pimienta negra
- tomillo
- aceite de oliva
- sal.
Elaboracion
La elaboración del paté de hígado de cordero es muy sencilla, una vez tengas el hígado bien limpio, trocéalo. Pela los ajos y pícalos, pon un poco de aceite de oliva en una sartén y rehoga el hígado con los ajitos, salpimentando al gusto y añadiendo el tomillo.
Cuando el hígado esté ligeramente dorado, riega con el vino blanco, baja el fuego y deja reducir moviendo de vez en cuando. Finalmente añade un poco de pimentón dulce y retira del fuego.
Pasa este preparado al vaso de la Thermomix o de la batidora que vayas a utilizar, y añade los frutos secos y el fondo de cordero. Tritura hasta obtener una pasta, prueba y rectifica de especias si fuera necesario.
Pon el paté de hígado de cordero en un recipiente con tapa hermética, primero déjalo enfriar a temperatura ambiente y después, bien tapado, resérvalo en el frigorífico hasta el momento de su degustación. Al día siguiente está mucho más rico. ¡Buen provecho!