Las patatas viejas son aquellas patatas obtenidas en la campaña anterior, que no han sido comercializadas y que al parecer, ahora están inundando el mercado español. Son patatas que han sido compradas a precio de saldo en el país vecino y que ahora se comercializan en nuestro país previo lavado de cara. Estas patatas son adquiridas por las cadenas de distribución comercializándolas a buenos precios, pero son patatas viejas que nos pueden confundir a la hora de adquirirlas.
Las diferencias entre las patatas viejas y las patatas nuevas son notables, las cualidades organolépticas y nutricionales están muy diferenciadas. Las patatas nuevas presentan una piel más fina y dorada, su carne es de un color más blanco y su composición es más acuosa, sus valores de vitamina C son más elevados y contienen menos sodio y potasio, además hay que añadir que aportan menos calorías, lo que las hace preferentes con respecto a las patatas viejas a la hora de utilizar este ingrediente en las dietas.
Las patatas viejas tienen una piel más gruesa, sus cualidades organolépticas se han reducido notablemente y no son aptas para determinadas elaboraciones. Si las utilizas para elaborar unas patatas fritas, posiblemente no queden crujientes y adquieran un aspecto y textura similar al de unas patatas fritas que hayas hervido en agua, algo que no es extraño teniendo en cuenta que se han conservado durante varios meses en cámaras frigoríficas. Seguramente más de un lector haya adquirido patatas viejas en varias ocasiones, desgraciadamente los lavados de cara que se realizan son bastante buenos y pueden llegar a confundirnos. No son muchos los comerciantes que indican si su producto es una patata vieja o nueva.
Hasta un 80% de las producciones de patatas andaluzas se destinan al mercado español, son patatas nuevas de gran calidad, el resto se destina a la exportación. Evidentemente el precio de esta patata es superior al de la patata vieja y los intermediarios y cadenas de distribución ven mayores beneficios en la comercialización de patatas viejas, como hemos dicho antes, se compran a precio de saldo en Francia.
Los países centroeuropeos son muy exigentes con la calidad de las patatas y no aceptan patatas viejas, en cambio en España parece que debemos aceptar lo que el resto de países no quiere. Desde la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (ASAJA), nos advierten de esta situación y de que comprobemos el origen y calidad de las patatas, si aceptamos comprar patatas viejas que sea con conocimiento de causa.
La campaña de recolección de las patatas nuevas ha comenzado, y dado que los países europeos no van a tener una buena cosecha de patatas, es fácil deducir que aumentará la demanda y por tanto las exportaciones de patatas españolas, aquí ya podemos apreciar una posible fluctuación de mercado que podrá elevar el precio de la patata, deberemos esperar al próximo IPOD para comprobarlo.
Foto | Vic Lic