Seguimos conociendo las distintas variedades de patatas con las que nos abastece la tierra, hemos hablado de variedades muy versátiles en la cocina como la patata agria, y de otras más exclusivas como la patata ratte. Hoy es el turno de la patata Ágata, una de las patatas más adecuadas para la recolección temprana.
La patata Ágata es bastante uniforme, podemos encontrar mayor porcentaje de gran tamaño de este tubérculo de forma oblonga, pero también se seleccionan patatas pequeñas con una forma más redondeada. Tiene una piel fina y suave, con algunos ojos superficiales y de color claro medio. Su carne es firme, de color amarillo pálido.
Al corte, esta patata temprana muestra su elevado contenido en agua, a su vez es una de las variedades más ricas en almidón, por ello, hay algunas aplicaciones culinarias más interesantes para ella, como la elaboración de gnocchi, purés, patatas rellenas, asadas, en papillote, etc. Poco apropiada para las frituras.
Esta variedad de patata es una de las que ofrecen buena relación calidad-precio, muy cultivada y consumida en Europa, especialmente en Francia, Italia y España. Como comentábamos en el post de Patata Temprana de Andalucía, de sus cultivos surgen las primeras patatas frescas, tanto para consumo nacional como para exportación, y es la patata ágata una de las variedades más cultivadas por ser precoz.
A la hora de comprar patatas, una vez más os recomendamos comprobar en el etiquetado su procedencia, recordemos que a nuestro mercado llega mucha patata vieja a la que le lavan la cara, y sus cualidades nutritivas y organolépticas no tienen nada que ver con la patata fresca.
Adquirir producto nacional aporta beneficios al agricultor, al consumidor y al medio ambiente.