Quienes habitualmente hacéis crepes, seguramente habéis preparado pannequets (o panequets) aún sin saber que ese es el nombre con el que se denomina en francés, pues este término define una preparación que se compone de la mencionada crêpe y un relleno, pudiendo ser una elaboración dulce o salada.
Su versatilidad en cuanto a rellenos da la opción de que un pannequet pueda servirse como entrante, como guarnición o como postre, y si lo deseamos, incluso como pincho o aperitivo, unos pequeños crêpes rellenos, para tomar en dos bocados, además de ser cómodos de comer, pueden representar el más sabroso bocado.
Utilizar las crêpes como base de una elaboración da tanto pie a la creatividad como el uso del pan, pero además permite proporcionar distintos acabados y presentaciones. Un pannequet puede presentarse simplemente enrollando el relleno con la crêpe, doblándola como un pañuelo, con dos o cuatro pliegues…
También se pueden terminar con un gratinado en el horno, con una fritura (incluso previamente rebozándolo), napando con una salsa o glaseado, etc. Después de saber todo esto, ¿a que habéis elaborado pannequets en más de una ocasión?
En caso de que la respuesta sea negativa, no tenéis más que empezar por probar nuestra receta de crêpes o probar primero con la masa básica para crêpes. Además, queremos recordaros una lectura por si en su momento se os pasó por alto, insistimos en que siempre es positivo conocer el por qué de las cosas, en este caso el por qué de los procedimientos culinarios, y concretando, aquí podéis saber por qué se deja reposar la masa de crêpes.
Por cierto, no está de más saber que el término pannequet también se utiliza actualmente para designar a un plato en el que la crêpe se sustituye por otro producto o alimento que cumpla la misma función, sostener un relleno y/o con posibilidad de cubrirlo, pero con la evidente diferencia en cuanto a sabor y seguramente textura.