Pan cada día es una iniciativa promovida por la industria panadera de nuestro país cuyo principal mensaje es mostrar los enormes beneficios que proporciona el pan en nuestro organismo. Una de las características que se presenta en la dieta española y que se ha originado durante los últimos años es la reducción del consumo de pan sustituyendo éste por productos industriales con una gran carga en grasas y elementos no beneficiosos para la salud. Un ejemplo lo tendríamos con la bollería industrial, que ha sustituido al pan en los desayunos y meriendas de los niños, de ahí que diversas campañas promovidas por el Ministerio de Sanidad y otros organismos, pretendan reducir el consumo de estos productos volviendo a retomar el papel protagonista que presentaba el pan hace algunos años.
Cada año se consume menos pan, en el año 2006 los españoles consumimos una media de 56 kilos de pan, mientras que en 2007 esta cifra se redujo a 54 kilos. Evidentemente la industria panadera ve con cierta preocupación la reducción del consumo de pan y aunque posiblemente la campaña Pan cada día sea para potenciarlo pensando en el negocio, este hecho no resta importancia al verdadero efecto saludable que ofrece el pan en nuestra alimentación.
Este alimento básico nos ofrece diversas vitaminas y minerales, aporta además algunos elementos como la tiamina o también denominada vitamina B1, componente que participa en la metabolización de los hidratos de carbono para la producción energética, mejora y preserva nuestra piel siendo además una vitamina esencial para todos los tejidos del organismo. No existen dudas sobre los grandes beneficios del pan, pero hay una pequeña cuestión que debemos tratar, no es lo mismo el denominado pan tradicional que el pan que muchas panaderías ofrecen y que es industrial.
Potenciar el consumo de pan no sería necesario si todos los consumidores pudiéramos acceder a las panaderías de antaño, en las que el pan recién horneado en los hornos de leña, provocaban una seducción intensa que nos obligaba casi a degustarlo nada más adquirirlo. La sociedad actual parece haber olvidado ese sabor, la industrialización o el poco tiempo que nos otorga el ritmo de vida actual, son condicionantes en la elaboración de pan de calidad y de la preocupación de adquirirlo, y no debería ser así.
Seguramente más de un lector todavía tiene acceso a una panadería en la que el pan sea tal y como lo saboreaba años atrás, también son muchos los que elaboran pan en casa para lograr acercarse a la calidad que merece este alimento aunque tenga que cocerse en un horno eléctrico. Quizá la política industrial debería dar paso a la política artesanal, sería una buena opción para el negocio, para el consumidor y para la salud.
El sistema actual ofrece pan precocido, listo para descongelar y terminar su cocción, ni ofrece el mismo sabor ni la misma calidad, esto sólo se puede apreciar cuando se ha probado un auténtico pan artesanal. Nuestro país se encuentra a la cola del consumo de pan a nivel europeo, para ello han influido, no sólo la sustitución por los productos de bollería industrial, otra causa responsable ha sido además la equivoca creencia de que el pan engorda debido a su alto contenido calórico, diversos estudios médicos y científicos se han encargado de mostrar la verdad, devolviendo al pan la categoría de un alimento nutritivo y de gran calidad.
Hace unos meses, la Confederación Española de Organizaciones de Panadería (Ceopan) mostraba su intención de recuperar el sabor, la textura y la calidad en el pan, para ello, la apuesta era retomar la tradición. Se puso entonces en marcha un proyecto en el que se crearía un observatorio para ampliar los conocimientos del mundo del pan, buscando mejorar las técnicas actuales para ofrecer una mayor calidad.
La nueva iniciativa, Pan cada día, se encuentra respaldada por el Comité Científico del Pan que está formado por grandes expertos en distintas áreas, salud, bioquímica, nutrición, etc., y ha sido secundada por 70.000 establecimientos de toda España. Las panaderías mostrarán el distintivo de la campaña y se repartirán contenidos gráficos mostrando las bondades que otorga este alimento.
Si el pan tuviera sabor a pan, no seríamos los últimos europeos en su consumo y tampoco sería sustituido por la bollería industrial, llena de conservantes, grasas y potenciadores del sabor. Esa debería ser la línea de trabajo a seguir, ofrecer un pan de calidad.
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