El Oroshigane (おろし金 or 下ろし金), también conocido como oroshiki (下ろし器), es un rallador tradicional de la cocina japonesa, una de sus características es que no tiene orificios o los tiene muy pequeños, y para ser efectivo, cuenta con unos dientes muy finos. Todavía se pueden encontrar ralladores japoneses hechos a mano, pero no son los más habituales en este lado del mundo.
Un buen oroshiki u oroshigane normalmente está hecho en metal (estaño, aluminio, acero inoxidable), aunque hay muchos ralladores de este estilo que son de cerámica (como este de Kyocera), y también los hay de plástico y de cristal, éstos suelen ser utilizados en las cocinas domésticas, y los que con más facilidad encontramos en España. La función principal del rallador japonés es obtener una pasta de ingredientes clásicos en su cocina, como son el jengibre y el wasabi, además de otras hortalizas y verduras.
Hay ralladores que tienen dos funcionalidades porque por cada lado de la placa, los dientes tienen un grosor, por ejemplo, el lado más fino se utiliza para la raíz de wasabi, para el jengibre, para el ajo… y la parte más gruesa se utiliza con rábanos, zanahorias, etc. El resultado no es, evidentemente, como el que obtenemos con los ralladores tipo ‘Microplane’, utilizando el rallador japonés lo que se obtiene es una pasta.
También es diferente la forma de uso del oroshigane con respecto a un rallador tradicional, lo ideal es mover el ingrediente en círculos en lugar de hacerlo de arriba hacia abajo, y como comentábamos, se forma una pasta que mezcla la materia sólida con el agua de vegetación que el ingrediente pueda tener, pues no se filtra por los orificios si no dispone de ellos (y si tiene esos minúsculos agujeros, tampoco filtra mucho).
Desde hace unos años, con la introducción de la gastronomía oriental en nuestro país, es fácil encontrar uno de estos ralladores y no sólo en tiendas especializadas (ya sabéis que en grandes ciudades hay comercios dedicados en exclusiva a ofrecernos ingredientes y todo tipo de accesorios de la cultura asiática), también se pueden encontrar en tiendas tradicionales de utensilios de cocina, lo que no es tan fácil es que sean los tradicionales. Su precio variará en función del material, la calidad… si fuera artesano podría llegar a costar unos 70 euros, otros tienen un precio de 10-40 euros.
¿Sabéis que también utilizan ralladores con piel de tiburón?, estos los veremos en breve.
Foto | Sahua