En los restaurantes de alta cocina otorgan un valor especial a la vajilla, buscan sorprender en la presentación de sus creaciones casi tanto como con la degustación de éstas. Y no siempre son platos, se utilizan soportes de aluminio de formas antes nunca vistas, piedras, ladrillos, cristales… los platos redondos, cuadrados o rectangulares aparecen lo mínimo en un menú degustación. Los cocineros buscan hasta encontrar un elemento, ya no se le puede decir vajilla, que marque la diferencia en sus presentaciones, incluso hay cocineros que tienen diseñadores a los que se les explica la idea y crean, en exclusiva, un recipiente para sus platos, podemos poner como ejemplo a Martin Kastner, que realiza diseños para Grant Achatz y para sus restaurantes Alinea, Next y The Aviary.
Martin Kastner es el creador de The Porthole u Ojo de buey, el infusor de bebidas que podéis ver encabezando este post. En este caso, el diseño nació para el mundo de la coctelería, concretamente para la coctelería de Aviary de Grant Achatz, su originalidad y elegante presentación le ha hecho que este infusor sea portada de muchas revistas de gastronomía y mixología. La idea de Martin Kastner es, que igual que otros de sus diseños, que se han fabricado a gran escala y se pueden encontrar en distintos restaurantes, como ejemplo podemos mencionar el soporte del Etéreo de queso o del Pan frito y morcilla que se encuentran en el Restaurante La Finca de Susi Díaz, el Ojo de buey esté disponible para coctelerías y restaurantes.
Bajo estas líneas podéis ver un vídeo en el que Martin Kastner nos habla de su trabajo, como nació la idea de crear el infusor de bebidas bautizado como The Porthole, fue conversando con los barmans que querían elaborar infusiones rápidas, como explica el diseñador, ‘buscaban una ventana a otro mundo, espacio y tiempo’. La inspiración le llegó con la imagen del ojo de buey del submarino de la película ‘El fabuloso mundo de Julio Verne’.
Nos cuenta también cómo la desarrolla, cuál es su finalidad o su uso… aparece también el chef Grant Achatz. Además de poder hacer maceraciones para cócteles, se trata de un elegante y atractivo recipiente que se puede presentar en la mesa de un restaurante para que se sirva el propio comensal, por ejemplo un aceite aromático, una salsa, un té o un café, etc., esta parte de la creatividad quedará en manos de los cocineros. Elementos tan simples como unas pieles de cítricos, frutas, hojas de hierbas aromáticas o especias colocadas en armonía, hacen que The Porthole sea aún más llamativo.
No se trata sólo del diseño y la funcionalidad, también tiene gran valor lo que transmite el contenido, ver los elementos que van a infundir aroma y sabor a un líquido, muestra la naturaleza y la elaboración de una infusión natural, lo que conquista considerablemente al comensal. Hace más de un año que el Ojo de buey se diseñó, y como comentábamos, ha llamado mucho la atención, han sido muchas las personas que han deseado comprarlo en Aviary, así que la decisión es producirlo a gran escala. Pero claro, se trata de un objeto caro, el precio de cada unidad fabricada con tecnología a pequeña escala fue de 400 dólares.
Con la finalidad de hacerlo más accesible, para la fabricación a gran escala se pretende reducir el precio hasta los 100 dólares aproximadamente, para ello, han buscado un fabricante con experiencia y capacidad para producir el ojo de buey con las mismas características que los originales. La inversión es grande, aproximadamente de 28.500 dólares, y lo inteligente fue asegurarse el éxito, por lo que decidieron contar con los futuros compradores a través de la pre-compra. La respuesta ha sido un éxito, ya cuentan con más de 13.000 dólares y quedan 23 días para que finalice este proyecto. Hay distintas fórmulas para participar en esta ‘pre-inversión’, podéis conocerlas a través de este enlace.
Una vez que esté en marcha la producción, seguramente se pondrá a la venta en la tienda online del diseñador, sumándose a su selecto catálogo de diseños para presentación de platos de alta cocina.