Hace varios años conocíamos una investigación desarrollada por expertos de la Universidad Nacional Autónoma de México que tenía como objetivo el desarrollo de una variedad de maíz resistente a las aflatoxinas, un tipo de toxinas producidas por hongos que se desarrollan en cultivos que sufren sequías persistentes o periodos prolongados de exceso de humedad. Estas condiciones extremas son favorables para la actividad de los hongos, cuanto más propicias son, mayor es el nivel de aflatoxinas generadas, si llegan al ser humano en cantidades elevadas pueden provocar diferentes problemas de salud y favorecer la aparición de tumores cancerígenos.
Otras investigaciones apuntan que a medida que avance el cambio climático, el problema de las micotoxinas en determinados alimentos será más acusado, por lo que trabajos de investigación como el que hoy conocemos, pueden resultar de gran valor para garantizar la seguridad alimentaria de las próximas décadas. Un grupo de investigadores del Donald Danforth Plant Science Center, en colaboración con otras universidades e institutos, ha logrado desarrollar nuevos métodos para producir cacahuetes libres de aflatoxinas, el primero mediante la eliminación de los hongos que las producen a través la introducción en el ADN de unas proteínas denominadas defensinas en las plantas de los cacahuetes.
Las defensinas vegetales son péptidos con capacidades antifúngicas contra varios hongos patógenos, actúan como antibióticos naturales presentes en la piel de los frutos. Estas proteínas se obtuvieron de la alfalfa y el trébol del Mediterráneo, fueron transferidas a una variedad de cacahuetes que se cultiva en África y la India, variedad muy susceptible a la acción de los hongos Aspergillus flavus y Aspergillus parasiticus, logrando con la transferencia evitar que los hongos infectarán las plantas.
Otra de las líneas de investigación pasa por la transferencia de proteínas del ARN del hongo Aspergillus implicadas en la síntesis de las aflatoxinas en las plantas, lo que permite que el fruto produzca estas moléculas durante el ataque de los hongos, inactivando en ellos la síntesis de las aflatoxinas. Ambas fórmulas se pueden transferir a otros cultivos susceptibles de la actividad de estos hongos, como los cereales, las especias o las oleaginosas entre otros. Con respecto a esta segunda opción, se planea realizar ensayos en campos de la India a fin de poder desarrollar plantas que sean resistentes a las aflatoxinas.
Para los expertos representa un gran avance, ya que estas toxinas suponen un riesgo muy importante para la salud humana y animal en todo el mundo, provocando, además, una enorme cantidad de desperdicio de alimentos. Los investigadores comentan que estos hongos pueden permanecer en el suelo en estado latente durante años, infectando a productos como el maíz o los cacahuetes durante los periodos de sequía y estrés por calor. Esta contaminación se produce igualmente cuando el producto es almacenado en condiciones inadecuadas, como una mala ventilación y exceso de humedad.
En Estados Unidos no se permiten la venta y exportación de alimentos con niveles de aflatoxinas superiores a 20 partes por mil millones, multiplicándose por 10 con respecto a los estándares de la Unión Europea, cuya regulación es más estricta en este tema, aunque hay que recordar que hace años en la UE se relajó esta regulación aumentando el máximo permitido de aflatoxinas con el propósito de facilitar el comercio internacional. La solución propuesta por los expertos es la modificación genética de las plantas del cacahuete, consideran que si se implementa comercialmente la tecnología, reduciría el riesgo de contaminación por Aspergillus y, por tanto, la presencia de la toxina, lo que contribuiría a un mejor desarrollo económico de los países con mayor incidencia del problema y se mejoraría significativamente la seguridad alimentaria.
Los cacahuetes son el duodécimo cultivo comercial más importante de Estados Unidos, tercer productor por detrás de China e India, dado que este alimento es muy consumido en el mundo y que igualmente se producen pérdidas significativas por las mencionadas toxinas, los avances presentados pueden suponer un cambio en el panorama mundial del cultivo y comercialización de los cacahuetes. Podéis conocer todos los detalles de la investigación a través de este artículo publicado en la página web del centro científico Donald Danforth Plant Science Center, y en este otro publicado en la revista científica Plant Biotechnology Journal.
Foto 1 | Stacy Spensley
Foto 2 | Andrew Malone
1 comentarios
Es decir, ingenieria genetica a saco para no molestar a las grandes multinacionales que siguen contaminandolo todo, y asi, de paso, da la impresion de que a los gobernantes les importa nuestra salud.