En varias ocasiones hemos hablado de sistemas y tecnologías para potabilizar agua, pero siempre hemos hablado de agua dulce contaminada, un ejemplo es el sistema para potabilizar el agua utilizando pieles de tomates y manzanas desarrollado por expertos de la Universidad Nacional de Singapur. También se puede citar el Drinkable Book (libro potable), formado por hojas de papel que en realidad son filtros y con los que se puede eliminar hasta el 99’99% de los microorganismos patógenos presentes en las aguas contaminadas. Hoy conocemos una nueva tecnología relacionada con la potabilización del agua de mar a un coste reducido y por tanto accesible para los países en vías de desarrollo.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Alejandría (Egipto) ha presentado un nuevo sistema para potabilizar el agua de mar, mucho más barato, eficiente, limpio y rápido, nada que ver con los actuales procesos que se llevan a cabo en las plantas de potabilización de agua de mar basados en la osmosis inversa, proceso contrario al de la osmosis convencional, por el que el agua se presuriza a un valor superior al de la presión osmótica a través de diversas membranas y dejando atrás los sólidos disueltos que contiene.
El nuevo sistema para potabilizar agua de mar se presenta como una solución para los países con escasez de agua potable, en estos países la desalinización del agua de mar es la única alternativa disponible para abastecer a la población y poder regar los cultivos. Las plantas que llevan a cabo el proceso de osmosis inversa necesitan una gran infraestructura que resulta cara, consume grandes cantidades de energía y además generan una gran cantidad de agua con una alta concentración en sal y otros contaminantes que son vertidas de nuevo a los mares, lo que supone un problema para el medio ambiente.
El 70% de nuestro planeta está cubierto de agua y un 97% de este elemento es agua salada, el agua potable es escasa y además está mal repartida. Hasta 700 millones de personas no tienen acceso al agua potable, pero las previsiones auguran que en sólo 10 años esta cifra se puede incrementar hasta alcanzar los 1.800 millones de personas, algo en lo que el cambio climático tiene mucho que ver. Esto se puede cambiar gracias a la nueva tecnología para desalinizar el agua, emplea materiales económicos y el agua salada se convierte en potable en pocos minutos.
La tecnología desarrollada se basa en un método de separación de líquidos y sólidos llamados pervaporación, proceso de separación con membranas no porosas que consta de dos fases, en la primera se procede al filtrado del agua utilizando una membrana que trabaja con un sistema para crear vacío, con ello se eliminan las partículas grandes contenidas en el agua. En la segunda fase el agua se calienta y se recoge en forma de vapor eliminando las partículas más pequeñas que contiene, y finalmente se somete a un proceso de condensación para su recogida, a través de este enlace podréis conocer más detalles sobre este proceso. La pervaporación no es un sistema nuevo, ya hace bastantes años que se utiliza, la diferencia radica en el tipo de membrana que se ha utilizado.
Lo mejor de este proceso es que no se necesita energía eléctrica, lo que reduce considerablemente el coste del procedimiento para potabilizar el agua, por otro lado, los materiales que son necesarios para construir el sistema son comunes y locales. Las membranas integran acetato de celulosa, material que se puede encontrar en las monturas de las gafas, en algunos elementos textiles o en la fabricación de filtros de cigarrillos. El acetato de celulosa es un polvo que deriva de la pulpa de la madera y se puede fabricar fácilmente en cualquier laboratorio.
Los investigadores de la Universidad de Alejandría explican que el nuevo sistema permite desalinizar rápidamente el agua de mar, incluso si está muy contaminada, además el mismo proceso se puede utilizar para capturar la sal y los demás materiales para evitar que se viertan de nuevo a los mares como ocurre con las desalinizadoras actuales, lo que supone un gran paso en la conservación del medio ambiente marino. Según leemos en Sci Dev, los expertos que han desarrollado la investigación comentan que esta tecnología se puede adaptar para uso comercial fabricando membranas más grandes, pero tienen que demostrar que es posible, si esto se consigue, no sólo utilizarían el procedimiento los países en vías de desarrollo, también aquellos países desarrollados que utilizan las plantas desalinizadoras, por lo que se reducirían los actuales costes del proceso de forma considerable.
Una de las plantas más grandes del mundo para desalinizar agua de mar se encuentra en Israel, trabaja con la tecnología de osmosis inversa y su puesta en marcha tuvo un coste que ronda los 440 millones de euros, a esta inversión hay que sumar la gran cantidad de energía que se utiliza para procesar el agua, lo que deja fuera de juego a los países con pocos recursos. Ahora los expertos planean poner en marcha una pequeña desalinizadora con su tecnología a modo de proyecto piloto. Podéis conocer más detalles de la investigación a través de la revista científica Water Science & Technology.
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