En los últimos años se han realizado varios estudios sobre la acrilamida, un compuesto que se forma a partir de la cocción de algunos alimentos que contienen asparagina y azúcares reductores a temperaturas superiores a 120º C, como por ejemplo las patatas chips, el café instantáneo, el pan o algunas variedades de galletas, entre otros. Hace tres años la EFSA (Agencia de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea) confirmó que este compuesto aumentaba el riesgo de cáncer, así se desprendía de las pruebas realizadas con animales de laboratorio, cuyos resultados podían trasladarse a los seres humanos.
Hace dos años esta agencia se pronunció sobre la acrilamida, considerando que este compuesto cancerígeno y genotóxico, con capacidad de causar daño al ADN y a diversos componentes celulares, era un grave problema de salud pública que debía ser solucionado. Por ello informó a la Unión Europea para sopesar de forma conjunta qué medidas se podían adoptar para reducir la exposición de los consumidores a este compuesto. Pues bien, aunque se ha tardado mucho, ayer por fin los Estados miembros votaron a favor de la propuesta de la Comisión Europea para poner en marcha un nuevo reglamento para reducir la presencia de acrilamida en los alimentos.
El nuevo reglamento previsiblemente podría entrar en vigor en primavera del año que viene, exigiendo a los operadores de empresas alimentarias, restaurantes, panaderías, etc., que apliquen una serie de directrices y medidas obligatorias con la finalidad de reducir la presencia de acrilamida en sus productos. La Comisaria de Sanidad y Seguridad Alimentaria, Vytenis Andriukaitis, ha comentado que se ha dado un paso importante en la protección de la salud y el bienestar de los ciudadanos europeos, algo que también consideran los grupos y asociaciones de consumidores.
Las nuevas directrices ayudarán a reducir el contenido de acrilamida en los productos elaborados por la industria alimentaria y, a la vez, informará a los consumidores finales para que sigan unas prácticas adecuadas de cocción en los hogares a fin de evitar la aparición de la sustancia cuando se cocina en casa. Las nuevas normas se dirigen principalmente a los productores de alimentos y procesadores profesionales, en el caso de los restaurantes se recomendará el remojo de las patatas antes de freírlas para reducir el contenido en almidón, limitar la temperatura de cocción al mínimo para que los alimentos no produzcan el compuesto… y normas similares se aplicarán en el sector industrial, como por ejemplo el de las patatas chips.
El texto aprobado se enviará al Consejo de Ministros y al Parlamento Europeo, las dos instituciones tendrán tres meses para examinar la reglamentación antes de que sea adoptada de forma definitiva por la Comisión Europea. Aunque se habla de que pueda entrar en vigor en primavera de 2018, no será extraño que la introducción se retrase, como ha ocurrido con muchas normativas y reglamentaciones a lo largo de los últimos años. Pero hay más, no sólo se habla de intentar adoptar prácticas que reduzcan todo lo posible la presencia de acrilamida, parece ser que la CE tiene intención de iniciar paralelamente un debate sobre medidas adicionales, por ejemplo, fijar unos niveles máximos de acrilamida en determinados alimentos como los antes citados en el momento en el que el nuevo reglamento entre en vigor.
La nuevas directrices, que podéis consultar en este enlace (Pdf), determinan los alimentos de mayor riesgo en la formación de acrilamida, las medidas que las empresas alimentarias deberán adoptar dependiendo del modelo de negocio y el periodo de gracia que se dará al sector una vez entre en vigor el reglamento. Este periodo tendrá una duración de cuatro meses a partir de que el reglamento se publique en el Diario Oficial de la Unión Europea, después será obligatorio cumplir todos sus puntos.
Podéis conocer todos los detalles de la nueva reglamentación a través de este comunicado publicado en la página de la Comisión Europea.
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