Un grupo de investigadores del Instituto de Reconocimiento Molecular y Desarrollo Tecnológico de la Universidad Politécnica de Valencia, acaba de dar a conocer un nuevo método para detectar el metilmercurio en pescados y mariscos de forma eficiente y sencilla. Hasta la fecha, los procedimientos para medir el metilmercurio en los alimentos marinos eran complejos y especialmente caros, en este caso los especialistas valencianos ofrecen un nuevo método basado en la colorimetría, es decir, a través de una escala de colores se puede cuantificar el contenido del mencionado tóxico.
En el post Mercurio en el pescado destacábamos el continuo aumento de la contaminación medioambiental de los mares, en especial la producida por el mercurio, un metal muy volátil resultante de las actividades industriales humanas. El mercurio se introduce en el ciclo del medio ambiente y por la acción de los medios termina depositándose en las zonas acuáticas, posteriormente el mercurio sufre un proceso de metilación en algas y bacterias, y el resultado es la aparición de una potente y peligrosa toxina, el metilmercurio. Aquí empieza la cadena, algas y bacterias son el alimento de pequeños peces, estos a su vez alimento de peces más grandes, cuanto mayor es el pescado, mayor es la cantidad acumulada de toxina en su organismo.
El nuevo método para la detección del metilmercurio en pescados y mariscos será especialmente útil para los responsables de controlar la calidad de los alimentos, pudiendo retirar aquellos que superan los límites de seguridad establecidos por la Unión Europea, un nivel máximo de de 0’5 miligramos por kilo en los productos pesqueros, pero este nivel se incrementa hasta un miligramo por kilo en el caso de las especies más grandes, como por ejemplo el atún, el pez espada, el delfín… Destacamos que esta normativa no se conjuga con las recomendaciones de la FAO y la OMS en las que se indica que el nivel de seguridad debería establecerse en de 0’1 y 0’23 mg/kg de peso corporal, una diferencia abismal con respecto al baremo de la UE.
Sería interesante recordar el post Carne de delfín, en él podíamos conocer que Japón, gran amante de este producto, realizaba miles de capturas de delfines, además de la denuncia sobre los procedimientos utilizados para la captura y la falta de protección de los delfines a nivel internacional, destacábamos el alto contenido en metilmercurio en la carne de delfín, hasta 48 veces más que lo aconsejado por la UE.
Como nos explica la investigadora de la UPV Estela Climent, el metilmercurio no desaparece, pasa del organismo del pescado al organismo humano a través de la alimentación. La neurotoxina puede provocar diversas complicaciones de carácter neurológico y especialmente sería peligroso para las mujeres embarazadas, ya que el metilmercurio traspasaría la placenta alojándose en el sistema nervioso del feto y en el cerebro, el resultado serían distintos retrasos en las funciones motoras del futuro bebé. Otros estudios apuntan a que existe una relación entre una alta ingesta de metilmercurio y diversos efectos cardiovasculares en personas adultas, pero todavía no se han realizado estudios en profundidad al respecto que puedan arrojar más luz sobre la incidencia de la toxina a nivel cardiovascular.
Como decíamos, el nuevo método para detectar el metilmercurio en pescados y mariscos es sencillo y se puede conocer rápidamente la presencia y el nivel de la neurotoxina. Gracias a este sistema se podrá mejorar la calidad de los productos marinos que llegan al consumidor, eliminando aquellos que sobrepasan los límites establecidos, un paso más en el camino de la seguridad alimentaria. Puedes conocer más detalles sobre la investigación a través de la revista científica Angewadte Chemie International Edition.