El fraude del vino es un problema a nivel mundial que causa pérdidas económicas muy importantes desde hace años, recordemos que en 2013, un informe de la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria del Parlamento Europeo, consideraba que el vino es uno de los 10 productos alimenticios con mayor riesgo de fraude en Europa. En 2016 se celebró un simposio en el que se habló de los 12 alimentos con mayor riesgo de fraude en el mundo, y como era de esperar, el vino era uno de ellos.
El fraude más común es intentar hacer pasar el vino de baja calidad por vino de calidad superior utilizando mezclas de uvas, añadiendo productos químicos, etc., es algo similar a lo que ocurre con el pescado. El caso es que hoy conocemos un trabajo desarrollado por investigadores de la Universidad de Adelaida (Australia), con el que se pretende combatir este problema de una forma más rápida y eficaz, los expertos están desarrollando un nuevo método para autentificar el vino y así evitar los fraudes, se trata de una técnica basada en las huellas moleculares con las que se puede identificar el origen geográfico del vino.
Para detectar la huella molecular los expertos utilizan la espectroscopía de fluorescencia o fluorimetría, que utiliza luz ultravioleta que excita los electrones de ciertas moléculas o átomos analizando y determinando su fluorescencia. Gracias a esta técnica los investigadores pudieron identificar con precisión el origen geográfico de diferentes Cabernet Sauvignon de tres regiones vitivinícolas de Australia y Francia con un 100% de precisión. Los responsables de este trabajo explican que autentificar el vino puede ayudar a eliminar la incertidumbre sobre el etiquetado del vino según su origen, variedad o año de vendimia.
Según los investigadores, la técnica tiene una aplicación relativamente simple y se puede adaptar a la cadena de suministro reforzando su seguridad, ya que se puede certificar los vinos evitando que accedan los vinos fraudulentos a la cadena. Los expertos comentan que actualmente existe un sistema basado en la espectrometría de masas de plasma acoplado inductivamente para autentificar el vino, pero la nueva técnica resulta mucho más simple, rápida y rentable, por lo que puede ser de gran interés para la industria del vino y la cadena de suministro.
Esta huella digital del vino es obtenida a partir de la presencia de compuestos fluorofóricos, en combinación con un análisis de datos por un algoritmo de aprendizaje automático, que ha demostrado ser una técnica fiable y poderosa a la hora de autentificar el vino. A esto hay que sumar otras aplicaciones útiles de esta tecnología para la industria del vino que están disponibles o en proceso de estar disponibles, como el análisis fenólico, el análisis del color del vino, etc. Los investigadores explican que además de crear un método sólido para las pruebas de autenticidad, se espera utilizar la información química obtenida para identificar las moléculas que diferencian los vinos de las distintas regiones vinícolas del mundo.
Podéis conocer todos los detalles de este trabajo a través de este artículo publicado en la página de la Universidad de Adelaida, y en este otro publicado en la revista científica Food Chemistry.