La Agencia de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea (EFSA) acaba de dar a conocer un nuevo informe sobre el contenido de residuos de plaguicidas en los alimentos de la UE. Los datos de este informe corresponden al año 2016, se trata de un retraso de dos años que se justifica porque la información que se recopila es compleja y de gran envergadura. Como en anteriores informes, la EFSA proporciona información detallada de las actividades de control que se han realizado, los resultados que se han obtenido, etc.
Se han analizado 84.657 muestras de productos alimentarios para 791 plaguicidas diferentes, los resultados muestran que el 96’2% de las muestras (81.482) contenían plaguicidas dentro de los límites permitidos por la legislación comunitaria, lo que supone una reducción del porcentaje de productos que se encontraban dentro de los límites legales en el 2015, cuya cifra se situaba en el 97’2%. El informe determina que el 50’7% de las muestras analizadas estaban libres de residuos cuantificables, porcentaje que en el informe del año pasado alcanzaba el 53’3%.
La EFSA justifica esta diferencia a la baja por el hallazgo de residuos de clorato, compuesto que fue incluido por primera vez en los programas de control de la agencia en el año 2016, a fin de respaldar el trabajo que se está llevando a cabo para establecer los niveles máximos de residuos (LMR) de esta sustancia. Recordemos que el principal origen de los cloratos que contienen los alimentos es el agua clorada que se utiliza durante el procesado y desinfección de los alimentos y de los equipos e instalaciones de la industria.
La mayoría de las muestras analizadas procedían de Islandia y Noruega (67%), el 26’4% de las muestras procedían de otros Estados miembros de la UE, y un 6’6% fueron catalogadas como productos de origen desconocido. En base a los resultados que han proporcionado los países comunitarios, se ha realizado un análisis detallado de los niveles de pesticidas presentes en los productos alimentarios de consumo habitual, así como el riesgo de exposición que tienen los consumidores, los datos recabados también han servido para identificar los productos fitosanitarios que se han utilizado, y aquellos alimentos que contenían trazas de plaguicidas por encima de los límites legales marcados por la Unión Europea.
Según los resultados, se han excedido los límites legales en un 2’4% de las muestras para productos de países de la Unión Europea y en el Espacio Económico Europeo (EEE). En el caso de las muestras procedentes de países no pertenecientes a la UE, los límites de seguridad establecidos se excedieron en un 7’2% de los productos analizados, lo que supone un incremento del 1’6% con respeto a los datos del informe anterior. Hay que destacar que esto es algo habitual en este informe anual, recordemos que precisamente los alimentos que proceden de terceros países son los que más alertas alimentarias provocan y, además, son las más graves.
Se analizaron 1.676 muestras de alimentos destinados a lactantes y niños pequeños, lo que supone un incremento de 130 muestras con respecto al informe publicado en 2017. Entre estas muestras había preparados para lactantes, fórmulas de continuación, alimentos elaborados con cereales, así como otros alimentos para bebés, y los expertos de la EFSA destacan que el 98’1% de los productos se encontraban dentro de los límites permitidos en la legislación de la UE. También se apunta que el 89’8% de las muestras estaban libres de residuos cuantificables, lo que supone un incremento del 0’8%. En lo que respecta a alimentos ecológicos, se recogieron 5.495 muestras (164 más que en el informe anterior) que, según los expertos, un 98’7% se encontraban dentro de los límites legales y un 83’1% de las muestras estaban libres de residuos cuantificables. En el resto de las muestras donde se superaban los límites legales, los plaguicidas cuantificados con mayor frecuencia fueron contaminantes orgánicos persistentes y compuestos resultantes de los distintos plaguicidas utilizados.
Como es habitual, al final del informe (que podéis consultar aquí), se ofrecen diferentes conclusiones sobre los residuos de plaguicidas encontrados en las muestras, así como una serie de recomendaciones para ayudar a mejorar la eficiencia de los sistemas comunitarios de control para incrementar el nivel de protección del consumidor.