Ante la crisis a la que nos enfrentamos, se estudian nuevas fórmulas de captación de clientes en el sector de la restauración, las ofertas se suceden y los bares y restaurantes no dudan en reducir el precio de los menús u ofrecer medias raciones, postres gratis, darle más valor al vino de la casa por el coste más reducido con respecto a otros vinos (algo que no gustará tanto a los bodegueros) o incluso aconsejar a los clientes que acceden al local sobre los platos que seleccionan para comer, a fin de evitar que puedan llevarse una sorpresa a la hora de pagar la cuenta.
Nos encontramos dentro de un nuevo periodo de crisis económica y uno de los sectores que rápidamente lo detectan es el de la restauración. Los chefs ya están diseñando planes para enfrentarse a ella y afirman que todavía no ha llegado lo peor. Actualmente, las visitas a los restaurantes se han reducido un 20%, una cifra elevada que todavía no ha tocado fondo y se prevén serias consecuencias después del verano para la restauración.
La mayoría de los chefs coinciden en que septiembre marcará el comienzo de un duro camino en el que varios restaurantes pueden quedar al margen y la comparativa que se realiza es lo ocurrido en Madrid en el año 1993, que por una situación similar se cerraron 50 restaurantes. Es posible que algunos restaurantes comiencen a echar el cerrojo si las fórmulas planteadas no surten efecto.
Un ejemplo lo tendríamos con el restaurante Sergi Arola Gastro, recientemente ha comenzado a abrir los fines de semana para intentar suplir la escasa afluencia de comensales al local. Esta fue una medida, ha tenido que tomar algunas más, Sergi Arola comenzó a ofrecer un menú por un precio de 85 euros con la intención de atraer a la clientela del medio día, claro, que se trata de una clientela un poco selecta, ya que pocos son los trabajadores que se gastarían 85 euros diarios para comer en su local.
Ni los descuentos, ni la ampliación del horario, ni los posibles extras proporcionados a los comensales parecen ser una acertada solución. Es evidente que la reducción de uno de los motores económicos de nuestra sociedad ha hecho estragos, la construcción se encuentra parada y tras ella cientos de empresas y servicios. Fórmulas como los bistrots parecen una acertada solución, pero bistrots en su verdadera esencia.
La crisis económica afecta a todo el mundo, asistiremos al cierre de algunos restaurantes tal y como hemos asistido al cierre de inmobiliarias u otros negocios, se perfila una mala época para la restauración.