El pasado mes de mayo, la BEUC (Organización Europea de Consumidores) envió una carta a la CE solicitando que secunde el ejemplo de Francia, país en el que se prohibirá el uso del aditivo alimentario E171 (dióxido de titanio) a partir del año que viene. Recordemos que este aditivo es un colorante sin valor nutricional cuya única función es estética, sin embargo, se han realizado varios estudios cuyas conclusiones han apuntado que puede producir diferentes problemas de salud, uno de los últimos estudios realizados apuntaba que el aditivo se relacionada con enfermedades inflamatorias intestinales y el cáncer colorrectal.
Pues bien, hoy conocemos una nueva petición dirigida a la Comisión Europea para que se prohíba el dióxido de titanio (E171), impulsada por la organización de defensa de los consumidores Safe Food Advocacy Europe (SAFE), la asociación francesa de protección del medio ambiente Agir pour l’Environnement, y la organización ambiental European Environmental Citizens’ Organisation for Standardisation (ECOS). Dicha petición se pone en marcha con el fin de presionar a la Comisión Europea, a la EFSA (Agencia de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea) y a los representantes de los países miembros, que se reunirán en los próximos meses para llevar a cabo una revisión sobre el controvertido colorante.
La petición creada pide la colaboración ciudadana, los organizadores consideran importante que cuente con el mayor respaldo posible a fin de inclinar la balanza hacia la prohibición del uso del dióxido de titanio en los productos alimenticios. Las organizaciones responsables de la petición comentan que recientemente, la industria alimentaria presentó un estudio que podría inclinar la balanza permitiendo el uso del colorante. La verdad es que no tiene mucho sentido que un único estudio pueda anular los resultados de varias investigaciones que se han realizado sobre el tema, incluso la EFSA en 2016 concluyó que el dióxido de titanio podría provocar daños cromosómicos y aumento del riesgo de sufrir cáncer, pero también determinó que este aditivo no representaba un problema para la salud de los consumidores argumentando falta de datos.
Pues bien, desde el año 2016 han aparecido algunos estudios que apuntan la peligrosidad del colorante, por ejemplo, en el año 2017 una investigación del Instituto Científico de Investigación Agronómica de Francia, demostraba que las nanopartículas de dióxido de titanio se extendían por todo el organismo, afectando al sistema inmunológico e incrementando el riesgo de cáncer. Como se puede apreciar, una conclusión que se repite en los estudios citados, y en otros que no hemos mencionado, es el riesgo de cáncer asociado al E171, y dado que no se puede determinar la ingesta diaria admisible del aditivo, lo lógico sería aplicar el principio de precaución y prohibir, de momento, su uso.
Muchas organizaciones de consumidores están preocupadas porque los grupos de presión de la industria alimentaria tienen una gran influencia en las políticas y toma de decisiones de la Unión Europea, de ahí que periódicamente, las diferentes asociaciones y organizaciones presenten peticiones para prohibir el uso del dióxido de titanio. En esta nueva petición se pide a todos los ciudadanos europeos que se sumen a ella, ya que es necesario que quienes se reúnan para tomar la decisión sobre el aditivo, tengan en cuenta todos los estudios independientes realizados y que sean imparciales, no decantándose por el presentado por la industria.
Hay que decir que este estudio de la industria ha contado con el respaldo financiero de tres grupos de presión, la GMA (Asociación de Fabricantes de Comestibles), la TDMA (Asociación de Fabricantes de Dióxido de Titanio) y la IACM (Asociación Internacional de Fabricantes de Colorantes), obviamente, todos tienen intereses comerciales y van a ponerlos por delante de los intereses de los consumidores, algo que debería tener en cuenta la UE.
Se debe proteger la salud de los consumidores europeos por encima de los intereses económicos, los participantes en las próximas reuniones sobre el aditivo tienen la oportunidad de defender la prohibición francesa y hacerla extensible a la Unión Europea, no tiene sentido utilizar un aditivo alimentario innecesario que, además, y según varios estudios, es potencialmente dañino para el organismo. Las próximas reuniones que se celebren en la UE serán cruciales y decidirán el destino del E171, si queréis conocer más detalles de la petición y sumaros a ella, basta con acceder a este enlace de SAFE.
Foto 1 | Marco Verch