En los últimos años hemos conocido estudios e informes aludiendo los beneficios de la cerveza para la salud, también hemos conocido nuevas variedades de cerveza que han sido fortificadas para aportar un ‘plus saludable’ (aunque su contenido en alcohol no permite que sea una bebida saludable), por ejemplo, la cerveza con resveratrol desarrollada por investigadores de la Universidad William Marsh Rice (Estados Unidos) o la cerveza enriquecida con selenio presentada por investigadores de la Universidad de Extremadura, entre otras.
Hoy conocemos un estudio desarrollado por investigadores de la Universidad Nacional de Singapur (NUS) que ha permitido crear una nueva cerveza agria probiótica, bebida que integra la cepa probiótica Lactobacillus paracasei L26, una bacteria que se encuentra en el intestino de los seres humanos y que tiene la capacidad de neutralizar diferentes virus y toxinas, regulando y manteniendo en buen funcionamiento el sistema inmunológico.
La idea de crear una cerveza probiótica fue planteada como una posibilidad de utilizar una bebida que no sea la habitual en la adición de probióticos, como suelen ser las que se elaboran con base de leche. De este modo pretenden ofrecer a los amantes de la cerveza una nueva variedad que además de satisfacer el gusto por su consumo, les aporte un supuesto extra para la salud. Muchos estudios han demostrado los beneficios que aporta al organismo el consumo de alimentos y bebidas probióticas, productos alimenticios que integran en su composición microorganismos vivos que han sido adicionados y que permanecen activos en el intestino alterando la microbiota intestinal.
La nueva cerveza probiótica o funcional se plantea como una alternativa a los tradicionales productos lácteos que incluyen estos microrganismos y que en los últimos años han despertado preocupaciones relacionadas con la intolerancia a la lactosa, el colesterol o los alérgenos, algo que ha llevado a buscar otro modo de administrar las cepas probióticas a través de otros medios. Parece ser que la idea de desarrollar esta bebida la planteó una estudiante de cuarto año en su proyecto de fin de carrera, la razón es que en la actualidad no hay en el mercado una cerveza que contenga estos microorganismos por las dificultades que encierra su adición, entre otras cosas, por el contenido de un tipo de ácido que impide la supervivencia de los microorganismos en la cerveza.
Durante nueve meses se trabajó perfeccionando el proceso de elaboración de la cerveza hasta poder dar con la receta ideal que permitiera la supervivencia de las cepas probióticas, en total se probaron seis cepas, y una (L26) fue la que proporcionó mejores resultados por su especial resistencia. Sin embargo, esta cepa fue mejorada fisiológicamente manteniendo su crecimiento sostenible en la cerveza, optimizando la cantidad de ingredientes utilizados en la elaboración de la bebida, la temperatura, el tiempo de fermentación, etc.
Los investigadores explican que cada 100 mililitros de cerveza contiene mil millones de unidades de probióticos, cantidad recomendada por la ISAPP (International Scientific Association for Probiotics and Prebiotics, Asociación Científica Internacional de Probióticos y Prebióticos). En la elaboración de la nueva bebida se realiza el proceso de filtrado sin pasteurización para facilitar que las cepas prebióticas sigan vivas, su contenido en alcohol es de un 3’5% y su perfil de sabor, según comentan los expertos, es fuerte y amargo, este amargor se produce gracias a los azúcares presentes en el mosto para producir ácido láctico.
Los investigadores consideran que esta nueva variedad de cerveza puede satisfacer dos tendencias, el consumo de la cerveza artesana y el deseo de mejorar la salud con bebidas enriquecidas con elementos beneficiosos para el organismo. De momento se ha presentado la patente y se espera que se pueda alcanzar un acuerdo con alguna cervecera para iniciar su producción y comercialización.
Quizá se echa de menos que no se hayan realizado pruebas de cata para conocer lo que opinan los expertos del mundo de la cerveza sobre las cualidades organolépticas de la nueva bebida, y que argumenten algo más sobre la relación de una bebida supuestamente saludable y su contenido en alcohol, entre otras tantas cosas. Podéis conocer más detalles de la investigación a través de este artículo publicado en la página web de la Universidad Nacional de Singapur.