Una denuncia realizada por Asaja (Asociación de Jóvenes Agricultores de Castilla y León), nos hace pensar, ¿la leche de vaca que se comercializa en el mercado es leche auténtica, o es una mezcla de leche concentrada con agua?, decimos esto porque en la denuncia se indica que posiblemente se trae leche concentrada de Francia para luego añadirle el agua correspondiente y comercializarla como si se tratase de leche normal.
La explicación que proporciona Asaja es evidente, no compensa importar leche del país galo debido a los costes del transporte, pero si en un mismo transporte se puede concentrar hasta tres veces el volumen de leche, la cosa cambia.
La leche concentrada es aquella a la que le han extraído una buena parte de su contenido en agua, por tanto, basta con reincorporar la cantidad de agua extraída para obtener la “leche pura de vaca” para la comercialización.
Evidentemente la patronal lo niega e indica que la leche se utiliza para elaborar otro tipo de productos como son los yogures o los quesos, algo que no convence a Asaja por un motivo bastante evidente. En los análisis que se han realizado de unas muestras obtenidas de una cisterna francesa, se ha detectado que la composición de la leche francesa contenía un 12,5% de proteínas y un 15,8% de lactosa, es decir, hasta tres veces más de lo que contendría una leche normal.
De este modo se descarta que sea leche normal y también se descarta que sea leche para elaborar los quesos y demás productos como indica la patronal por el contenido graso que presentaba y que sólo alcanzaba el 1,3% cuando como mínimo debería llegar a los 4,16 %. La explicación es bastante sencilla, en Francia se quedan con la grasa para poder elaborar sus productos, mantequilla, quesos, etc., mandan esta leche con muy bajo contenido graso a España porque se emplea en la elaboración de leche desnatada o semidesnatada, dos productos que día a día adquieren mayor importancia en el mercado español.
¿Leche reconstituida o leche pura?, quizás sea una lamentable confusión o quizás sea la punta del iceberg de un negocio que hasta ahora los consumidores desconocíamos. Con los actuales precios que pagamos, creemos que tenemos derecho a disfrutar de la leche tal cual. Al menos si se trata de leche concentrada, los fabricantes deberían indicarlo en las etiquetas de los envases, aunque esto no lo harían porque les podría perjudicar seriamente en las ventas. De todos modos volvemos a indicar que la patronal incluso se muestra ofendida indicando que son acusaciones completamente falsas.
En fin, continuamente aparecen irregularidades en torno al mundo de la alimentación, esperamos conocer la verdad sobre la leche en breve. El beneficio de la duda es obligado y más si no existen acciones judiciales que lo muestren.
Vía | El Economista